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MURILLO EL CUENDE

Señorío de Lope·Díaz de Haro. En 1277, Murillo que pertenecía a Lope Díaz de Haro, VIII señor de Vizcaya, fue entregado por éste en prenda a Guillén Marcel Burgues, vecino de Pamplona, por 2.000 libras de torneses negros que le había prestado.

Censo de guerra en 1362. En 1362 según Yanguas, había en Murillo 5 infanzones y 23 labradores, alistados para la guerra que ocurrió entonces con Aragón pero sólo concurrieron tres con tres acémilas; y aunque a los demás se les pidió la contribución de escusados de guerra, no pudieron pagar por pobres.

Tesoro de Pitillas. Hacia el año 1492 corría el rumor de que había un tesoro escondido en la circunferencia de la laguna de Sabasán o Pitillas, en los términos de Ujué, Pitillas, Beire y Murillo el Cuende. El mismo año, el lugarteniente general del reino, señor de Abenas, encargó los trabajos de búsqueda del tesoro a su capellán, Johan de Chapón, y a un escudero de Olite llamado Johan de Ezcaray. Se desconocen más detalles sobre el pretendido tesoro de la laguna de Pitillas. (Ref. F. Idoate: Rincones..., III, Pamplona, 1966).

Anexión por Castilla. Fernando el Católico, consumada ya la conquista del reino de Navarra, mandó destruir a partir de 1512 gran número de fortalezas navarras por considerarlas perjudiciales para la seguridad del reino. Entre ellas la de Murillo. Dentro de su política de atraerse la fidelidad de sus nuevos súbditos navarros, admitió en su gracia a los caudillos que, fieles al monarca de Navarra, Catalina I, se habían refugiado en el castillo de Murillo. Eran los lugartenientes del mariscal Don Pedro, a saber, Ladrón de Mauleón, el vizconde de Zolina, Martín de Goñi y Pedro de Rada. Estos prometieron a Juan de Alagón, a la sazón delegado del Católico, ser fieles servidores y vasallos del rey castellano en el porvenir. En 1514 Fernando el Católico concedió a los habitantes de Murillo el privilegio de quedar exentos de cuarteles y alcabalas durante un período de 16 años.

Dominio de La Oliva. Murillo el Cuende era en la Baja Edad Media patrimonio del monasterio de la Oliva. En el siglo XVII pagaba al monasterio una pecha anual de 280 robos de trigo y 120 de cebada.

Invasión napoleónica. A primeros de octubre de 1812, el general francés Abbé, al mando de 3.500 infantes y 150 jinetes, se enfrentó en Noveleta con el tercer batallón de la división de guerrilleros de Francisco Espoz y Mina. Tras tres horas de reñido combate, los guerrilleros, muy inferiores en número, abandonaron el campo, habiendo sufrido 36 bajas. Los franceses entonces se esparcieron por los pueblos limítrofes, invadiendo el lugar de Murillo, donde fusilaron a don Juan Oteiza, padre de un oficial de guerrilleros. De Oteiza, Abbé con su columna se dirigió a Estella que saqueó.

Desamortización y cuestión agraria. Las deudas de la primera guerra carlista habían obligado a Murillo a vender 3.300 robadas de la corraliza Santa Cruz el año 1837. La venta fue hecha con posibilidad de rescate mediante la devolución del dinero, y la reserva también de otros derechos de pastos y leña. El Estado las rescató en aplicación de las leyes desamortizadoras de 1855 y, por medio de subasta, quedó en poder de Juan Domingo Iturralde. Inculta, hasta principios de este siglo, fueron arrendadas y repartidas por el ayuntamiento a los vecinos mediante un contrato cerrado con su propietario. El acuerdo estipulado para 20 años fue prorrogado por diez más, en 1928, con un fuerte incremento del precio de alquiler. Al vencer el segundo plazo, en plena guerra civil, se prorrogó tácitamente debido a las circunstancias hasta 1944 en que pasó a cultivar la corraliza por su cuenta la propietaria Sofía Iturralde. El término municipal también incluía una finca de 2.220 robadas conocida bajo el nombre de Compromiso de Rada. Durante la II República parecía inminente su expropiación por efectos de la Ley de Reforma Agraria. Incluso el ayuntamiento se adelantó a los acontecimientos y ofreció a Caparroso los terrenos sobrantes del futuro reparto que pensaba realizar entre los vecinos de Murillo y Traibuenas. El terreno comunal de la villa solamente ascendía a unas trescientas robadas destinadas a sotos para leña y pastos. [Ref. J. J. Virto; U. M. Arbeola: La cuestión agraria..., en "P. de V.", 174 (1985).

Guerra de 1936-1939. Como consecuencia de la represión fueron asesinadas 9 personas de esta localidad: Victoriano Aguirre Maestrojuán, Vicente Amadoz Abaurrea, Miguel Amadoz Díez, Isidoro Azcoiti Díez, Jesús Ederra Aranguren, alcalde, Crisanto Irigoyen Ongay, Suceso Lacasta Aguirre, Bienvenido Sagardoy Nicolai y Wenceslao Zubieta Agurreche. (Ref. N. G.).