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LOIOLA

En el término municipal de Azpeitia sobresale con luz propia el extraordinario Santuario de Loiola, Monumento Nacional de Euskadi. El núcleo del conjunto es la casa de Loiola, casa torre construida a fines del siglo XIV para Beltrán Yáñez de Loiola, desmochada posteriormente en 1457 y reedificada entre 1507 y 1518 muy probablemente. De planta cuadrada, el primer cuerpo de la construcción es de mampostería, mientras que los pisos superiores se disponen con ladrillo, destacando también aquí la característica decoración con bandas y dientes de sierra, completándose con garitones en las esquinas. Fue restaurada con motivo del V Centenario del nacimiento de San Ignacio.Alrededor de ese edificio es donde se decidiría erigir el Colegio e Iglesia de la Compañía de Jesús, otorgando en 1682 la escritura fundacional la Reina Madre Mariana de Austria, viuda de Felipe IV. Responsable del diseño es el arquitecto italiano Carlo Fontana, iniciándose las obras en 1688 bajo la supervisión del Hermano Johannes Begrand y la dirección de José de Laincera. Le seguiría entre 1693 y 1704 Martín de Zaldúa. Cuando Sebastián de Lecuona asume esa tarea, en 1719, las dependencias del ala izquierda estaban prácticamente finalizadas y la iglesia se había levantado hasta los arcos, alargándose la dirección del aludido maestro hasta 1733, periodo en el cual se levantaría la iglesia con sus torres y se efectuaría parte de su ornamentación interior. Entre 1733 y 1766 es Ignacio de Ibero el responsable de la construcción, para relevarle Javier Ignacio de Echeverría hasta 1767, momento en que se produce la primera expulsión de los jesuitas. Tras diferentes vicisitudes, en 1885 se decidió poner fin a la obra, lo cual se consiguió tres años más tarde bajo la dirección del arquitecto diocesano Pedro de Recondo.Nos hallamos ante una obra cimera en la arquitectura del momento. Con un diseño prácticamente rectangular, es un edificio complejo, con la basílica de planta central como corazón del organismo, que alberga también la casa anteriormente señalada, organizándose en torno al templo el conjunto, con dos alas simétricas y las dependencias situadas tras el santuario, y con tres patios interiores que proveen de luz al conjunto. Además, la presencia de la girola en la basílica, dictada por los propios arquitectos de Loiola, supone un enriquecimiento notable de la construcción, con abundantes antecedentes en realizaciones romanas del periodo. Si bien el apartado ornamental es muy interesante, conviene citar el sotabanco del tambor de la cúpula, con relieves dedicados al fundador de la Orden. El reciente arreglo de la cúpula permite además apreciar su interior en todo su esplendor.El retablo mayor se erigió entre 1739 y 1747, siendo el autor del diseño Ignacio de Ibero -quien también trazaría los restantes-. La utilización de materiales nobles le otorga una acusada particularidad, destacando en su interior la efigie de plata de San Ignacio, diseñada por Francisco Vergara y ejecutada por José Bauer, donación de la Compañía Guipuzcoana de Caracas. Además, en un retablo lateral se encuentra la Virgen del Patrocinio realizada por Luis Salvador Carmona, autor igualmente de las imágenes de San Estanislao de Kostka y San Luis Gonzaga, situadas en el rellano de la escalera principal.Entre los numerosos elementos artísticos de interés que alberga el conjunto, conviene destacar la Anunciación que a fines del siglo XV ejecutaría Jean Prevost o el ciclo de pinturas dedicado a San Pablo que en 1756 efectuaría Maximilian de Haese, lienzos estos últimos situados en la sacristía y capilla del Hermano Gárate, aunque no sean más que una pequeña muestra, si bien escogida, de la riqueza artística que posee esta fundación.En las proximidades del santuario se disponen diferentes edificios relacionados con el mismo. Así ocurre con la Hospedería, edificio erigido entre 1714 y 1717 por los mismos canteros del Santuario. Su fachada muestra bien a las claras la relación apuntada, con una arquería en la planta baja y dos pisos con ventanas rectangulares, flanqueando los vanos pilastras lisas. También conviene destacar la obra de Eduardo Chillida situada junto a la escalera de acceso al Santuario. Por otro lado, el caserío Errekarte posee un pequeño museo dedicado al Hermano Beato Francisco Gárate, nacido en esa vivienda.En cuanto a la ermita de Olatz, es un edificio datado en torno a fines del siglo XIII o principios del XIV, que alberga en su interior una imagen gótica de la Virgen.

Ignacio CENDOYA ECHÁNIZ
Profesor de la U.P.V.-Euskal Herriko Unibertsitatea