Olerkariak

Blanco, José Antonio

Muy cerca

Bilbao. Tres y cinco a.m. La ría
va hilvanando la luz a su reflejo,
la vida a la memoria, la ciudad
a la ilusión erguida sobre el cieno.
En esta ciudad todo se recicla,
todo se reconvierte, todo menos
su rescoldo sideromelancólico,
fulgiendo como estigma por el cielo.

Antes de que llegaran los turistas,
cerraron hornos, y sustituyeron
el amasijo de las barricadas
por el nuevo amasijo del museo.

La usura revestida de titanio...
Muy cerca exhibe su verdad el gueto:
rincón del arte de sobrevivir,
y de quienes trabajan con su cuerpo.

De noche todas las ciudades son
oscuros derrumbaderos de sueños.
Las voluntades quedan clausuradas
hasta que vuelve a funcionar el metro.

Bajo el puente que brilla con luz propia,
un ángel fieramente desafecto
se busca el pulso de servicios mínimos,
para hacer un picado a ras de suelo.

Porque a todos nos forman la mirada
brillos y herrumbres, y pertenecemos
al lugar donde fuimos deslumbrados,
me importa la ciudad de Blas de Otero.

Me importa esta ciudad que se transforma
dando pábulo a los deslumbramientos,
transida de sublime cotidiano,
donde se escucha el mar allá a lo lejos."

Del libro Mira mi corazón preso en el ámbar de los instantes eternos.