Militarrak

Thouvenot, Pierre

Militar francés del siglo XIX. Nacido en 1757 y muerto en 1817.

Fue coronel ayudante de campo de Dumouriez; después de la batalla de Valmy, fue enviado por su general al castillo de Ham, para negociar con el duque de Brunswick la evacuación del ejército prusiano. Secundó a Dumouriez en las invasiones de Bélgica y de Holanda y asistió a las batallas de Jemmapes y de Nerwinde. Y con él huyó cuando los comisarios de la Convención fueron a detenerle. Al comienzo del Imperio Thouvenot volvió a Francia y, en 1806, fue ascendido al grado de general de brigada y llegó a ser gobernador de Erfurt y de Stettin después pasó a España y recibió, en 1813 el grado de general de división. En 1810 un decreto de Napoleón I del 8 de febrero le nombró Gobernador del Gobierno de Vizcaya, organismo de nuevo cuño que pretendía sustituir a las Diputaciones de Alava, Vizcaya y Guipúzcoa.

Estableció primero su sede en San Sebastián pero luego, deseando un lugar más céntrico, pasó a residir en Vitoria. Su misión fue tanto civil como militar viéndose compelido a recaudar los exhorbitantes impuestos que necesitaba el ejército de ocupación para desempeñar su cometido. Su impopularidad creció cuando estableció aduanas en los puertos y, requisó bienes de la Iglesia. Durante su estancia en la Península, dice el general Thiébault, se hizo apreciar por su prudencia y moderación por los españoles de tal manera que las guerrillas le respetaban hasta el punto de dejar pasar sus bagajes, cuando se apoderaban de ellos.

Sin embargo, es probable que durante su largo mando tuviese pocas ocasiones de acostumbrarse a las decisiones enérgicas de un jefe de guerra destinado a rechazar los ataques de un audaz enemigo, pues el mariscal Soult, que conocía a los hombres, experimentó grandes reservas para dejar a este general como comandante superior de la importante plaza de Bayona. En una carta al ministro de la Guerra, le anuncia su intención de dejar en este puesto al general conde Reille, al que, afectivamente, comunicó órdenes en consecuencia con su opinión. Pero éste comunicó al mariscal que el general barón Thouvenot, habiendo recibido cartas patentes del Emperador, que le nombraban comandante en jefe de Bayona, se consideraba como único responsable, y podía en caso de sitio, ignorar su autoridad y no respetar las órdenes que él diese que, en tanto que se refiriesen a la vigilancia de las tropas, entrarían directamente bajo su jurisdicción.

A pesar de estas razones, el mariscal sostuvo su opinión, y como le parecía útil para el servicio dejar en Bayona, aparte de los generales de división Thouvenot y Abbé, uno de los tenientes generales del ejército, dio orden al conde Reille, a pesar de sus reservas, de tomar el mando y de esperar el resultado de la petición que había hecho sobre este asunto al ministro de la Guerra. Pero el general Reille, en cuanto el ejército se fue, abandonó Bayona y fue a reunirse con el mariscal Soult por el lado de Orthez. El general Thouvenot se quedó, pues, al mando de Bayona. Sabemos, por las operaciones que siguieron, que no tenía quizás todo lo que se necesitaba para ejercer un mando tan importante. Estaba todavía a la cabeza de la división durante la primera Restauración y habiendo reconocido al Emperador durante los Cien Días, fue destituido durante la segunda abdicación y reemplazado por un militar fiel a la causa de Luis XVIII.

Ref. Edouard Duceré: Dictionnaire historique de Bayonne, 2 vols, Bayonne, 1911-1915.