Monarkia eta noblezia

Bidaurre, Teresa Gil de

Reina navarra [siglo XIII]. Esposa del rey de Aragón, Jaime el Conquistador, a la muerte de su segunda mujer, doña Violante de Hungría. El rey, unas veces consideraba a doña Teresa como legítima esposa y otras hacía caso omiso de los esponsales "per verba de futuro" que había efectuado. Al verse doña Teresa, postergada y desdeñada por el rey, acude a Roma en apelación y al volver es hecha prisionera por unos piratas y rescatada por Pedro Nolasco. Un manuscrito de la época cuenta el suceso del siguiente modo:

"Trató el Santo Redentor con gran prudencia de su rescate, hablando al Patrón del navío y dueño de la presa. Con sagacidad concertó algunos cautivos que trata, y entre ellos a doña Teresa Gil de Vidaurre y su hermano; hizo el trato, entregó el dinero y sacolos de su poder, encargando el secreto a doña Teresa y su hermano. Dio Nolasco las gracias a su Dios por el suceso y tuvo por dichoso el viage, sacando a doña Teresa de desconsuelos y a su fe de riesgos; que la mirava en conocidos peligros".

Don Jaime aprovecha la situación de que Teresa Gil se ve atacada de lepra, para pedir al Papa la separación. Pero el Papa contesta:

"Nos admiramos -le dice- de que tengas osadía de hacemos tal súplica, contraria a Dios, abominable a los Angeles, monstruosa al juicio de los hombres. Pues no debiste creer que quisiéramos disolver un matrimonio verdadero y ser partícipes de uniones ilícitas. Sabemos por ti mismo que habiéndote casado "per verba de futuro" con una noble mujer llamada Teresa, según lo manifiesta tu carta, aun cuando en su principio no hubiera sido verdadero matrimonio, trocóse en verdadero y consumado por cópula carnal subsiguiente. ¿Cómo, pues, podrá separar el Vicario de Dios a quienes Dios unió? Lejos de nosotros tal crimen".

El rey, no pudiendo conseguir la anulación del matrimonio, solícita el divorcio, que tampoco consigue. Del corto período en que doña Teresa vive como legítima esposa, nacieron dos hijos, Jaime y Pedro. Retirada a la soledad, funda el monasterio de la Zaidia, de la orden cisterciense, donde muere por los años 1280. Su cuerpo se sepultó en el altar mayor. Se dijo que había obrado algunos milagros. En 1655, con motivo de la curación milagrosa de una monja del convento, se abrió el sepulcro y el cuerpo de doña Teresa fue hallado incorrupto y a fines del siglo XVIII, según testifica el P. Teixidor, se encontraba en iguales condiciones. Ref. J. Zalba, "Euskalerriaren Alde", t. 1926, p. 84.