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Asas Manterola, Benita

Extraordinaria personalidad nacida en San Sebastián (Gipuzkoa) el 4 de marzo de 1873, fallece en Bilbao el 21 de abril de 1968. Una de las grandes figuras del pensamiento y la militancia feminista en España. Fue su padre Ruperto Asas, natural de Isla, y su madre Blasa Manterola, donostiarra.

Estudió magisterio en Valladolid entre 1896-1897, como alumna libre, obteniendo el título el 30 de marzo de 1897 y la reválida en octubre con calificación de sobresaliente. Fue destinada a Bilbao (1897-1902) y, a partir de 1902 a las escuelas públicas de la zona de Vallhermoso de Madrid, donde residió hasta la guerra de 1936-1939 y desarrolló su vida profesional y política.

En 1910 publica Dios y el Universo. Libro de lectura instructiva para niños y niñas, Librería de los Sucesores de Hernando (Madrid), que obtiene el "imprimatur" del Obispo de Madrid-Alcalá en 1911 y que en 1916, tras su solicitud, será considerado libro de texto escolar.

Participó en 1913, en varios apasionados debates acerca del sufragismo en la Sección de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo de Madrid, junto con Julia P. de Trallero, que más tarde sería secretaría general de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas. A raíz de ello, fundó, junto con Pilar Fernández Selfa, el 15 de octubre de ese año, una revista quincenal femenina titulada El Pensamiento Femenino con el objetivo de "mejorar la condición social, jurídica y económica de la mujer".

Asas fue la Directora de El Pensamiento Femenino, que se publicó entre 1913-1916, siendo redactora-jefe Pilar Hernández Selfa, y cuyo consejo de redacción estaba formado enteramente por mujeres. La publicación adoptó la línea de animar a las mujeres a que sacudieran su sometimiento y apatía y a que lucharan por sus derechos sin caer en las grandes estridencias.

Después de la desaparición del periódico por falta de recursos económicos, Celsia Regis fundaba otro: La Voz de la Mujer. Regis reunió a las mujeres que habían trabajado o favorecido la causa de la mujer para formar una organización sufragista. Reunidas en el despacho de María Espinosa de los Monteros, el 20 de octubre de 1918, decidieron crear la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME) que se convertiría en la organización feminista más importante de España que, dentro de su moderación, supo evitar toda colaboración con aquellas organizaciones que, pretendiendo defender los derechos de la mujer, en realidad apuntalaban los intereses tradicionales de la Iglesia Católica. Esta Asociación la integraba un grupo heterogéneo de mujeres de clase media, maestras, escritoras y esposas de profesionales en el que pronto destacarán Benita Asas Manterola, Clara Campoamor, muy ligada a San Sebastián, Elisa Soriano, la vasca María de Maeztu, Julia Peguero y Victoria Kent. En sus actuaciones intentarán coordinar su labor con la de otras mujeres -la Liga para el Progreso de la Mujer y la Sociedad Concepción Arenal de Valencia y La Progresiva Femenina y La Mujer del Porvenir de Barcelona- integrando el Consejo Supremo Feminista de España.

Asas formó parte de la primera Junta Directiva de la ANME y fue su Presidenta desde 1924 hasta 1932, año en que le sucedió en el cargo Julia Peguero de Trallero. Su órgano de expresión fue El Mundo Femenino (1921-1936) en el que escribió asiduamente.

Sobre su pensamiento político-social en aquellos años dice Elisa Soriano en carta de 1920 que reproduce Concha Fagoaga:

"maestra también, paladín del feminismo desde hace bastantes años, fundadora de un periódico que se titulaba El Pensamiento Femenino. Ésta es de ideas izquierdistas extremas pero hace pocos días dio en las escuelas de los PP. Maristas una brillante conferencia sobre psicología del blasfemo".

Fue la dictadura de Primo de Rivera la que reconoció los primeros derechos políticos a las mujeres en los años 20. El Estatuto Municipal (1924) otorgaba el voto a las mujeres en las elecciones municipales aunque con muchas restricciones: sólo podían votar las emancipadas mayores de 23 años; las casadas (las prostitutas excluidas). Luego, con motivo del plebiscito, organizado por la Unión Patriótica para mostrar adhesión al régimen en el tercer aniversario del golpe, se permitió emitir el voto a los españoles mayores de 18 años sin distinción de sexo. Por último, en la Asamblea Nacional constituida en 1927, en un intento de abrir el régimen hacia una participación democrática, se reservaron algunos escaños para mujeres elegidas de forma indirecta desde ayuntamientos y diputaciones. Asas no hizo remilgos a estas reformas:

"que no se nos tilde de primorriveristas por ello, no se retuerzan nuestros juicios llevándolos por vericuetos".

En 1929, representó a la ANME en la Liga Femenina Española por la Paz. Su propuesta ("la pedagogía pacifista está en la actuación de la mujer así en el hogar como fuera de él") se lee en la sede de la Sociedad de Naciones de Ginebra.

El Gobierno provisional de la II República (1931-1936), por decreto de 8 de mayo de 1931, reconoció el derecho al voto a todos los varones mayores de veintitrés años y declaró que las mujeres y los sacerdotes podían ser elegidos diputados. En las elecciones generales celebradas en junio de aquel año fueron elegidas dos mujeres diputadas de un total de 465 diputados: Clara Campoamor (Partido Radical) y Victoria Kent (Izquierda Republicana). A finales de aquel mismo año otra mujer diputada, Margarita Nelken (Partido Socialista), ingresó en las Cortes.

Al plantearse la redacción de una nueva Constitución Benita Asas con la ANME fueron incansables tanto en las Cortes como en la calle. Asas fue la encargada de presentar a las Cortes un Memorando sobre este derecho ante la Comisión constitucional, documento suscrito por la Agrupación Republicana Femenina, la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, la Asociación Universitaria Femenina y la Asociación Nacional de Mujeres Médicos de España. En él pueden leerse frases inequívocas como:

"aspiramos a tener personalidad jurídica, al voto integral, a colaborar con los hombres en la formación de las leyes de nuestra patria" o "las mujeres de España hemos llegado a la mayoría de edad sicológica. Somos conscientes. Repudiamos las intromisiones en nuestras conciencias. No vivimos de pensamientos prestados. Nos poseemos a nosotras mismas".

Su apoyo a Clara Campoamor frente a Victoria Kent fue claro.

Asas se afilió, a fin de dar más peso a su lucha, a Izquierda Radical-Socialista. preguntaba ya en 1921:

"las feministas tenemos pruebas irrefutables de que los hombres -por evolutivos y radicales que hayan sido- jamás han pensado en la nivelación de derechos", "¿cree Ud. que por la mente de Lenin hubiera cruzado nunca, ni entre sombras, la idea de igualar la mujer al hombre en el Código Civil ni en el Penal ni en ninguno?"

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Si no tuvo reparos en fustigar los prejuicios masculinos tampoco los tuvo para las "feministas a regañadientes" que aceptaban los beneficios de la lucha sufragista sin haber intervenido en ella. Más aun, preconiza "una saneadora búsqueda de mujeres y hombres de bellas cualidades y capaces" para el gobierno de la Nación.

En 1932, al abandonar la Presidencia de la ANME, la Asociación le entrega una placa de plata y la declara "luchadora infatigable por los derechos de la mujer".

Cuando comenzó la guerra civil de 1936-1939 se hallaba de maestra en el Complejo Escolar Juana Rojo que luego pasó a denominarse Ramiro de Maeztu. Vivió toda la guerra en Madrid y el 12 de abril de 1939 solicitó el reingreso en el cuerpo de maestros (era obligatorio porque fueron cesados todos de oficio y obligados a pedir el reingreso y de este modo abrirles expediente de depuración). Entre los informes que aparecen hay uno de un tal Antonio Castilla, fechado el 1 de mayo de 1940, en el se señala que:

"siguió con interés el movimiento sufragista femenino sin tener la suficiente preparación".

FET y de las JONS informa sobre ella el 7 de mayo de 1940 y dice lo siguiente:

"En época remota fue de ideas católicas pero con anterioridad al Movimiento era izquierdista, habiendo escrito en el Fray Lazo y La Traca, es persona algo trastornada."

El 10 de julio de 1940 le comunican el pliego de cargos y es acusada de haber escrito en la prensa anticlerical y de permanecer en Madrid durante la guerra, entre otras cosas. Asas recurre en su defensa indicando sus libros, algunos de cuyos ejemplares se hallan en el expediente, pero le replican que de eso hace ya mucho tiempo y que no vale nada y el escribir en La Correspondencia de España y en El Nervión. Tiene que reconocer lo de Fray Lazo usando un lenguaje humillante y propio de un confesionario para reconocer su "error". La comisión le propone el 9 de noviembre de 1940 que sea trasladada a 30 km. de Madrid e inhabilitada para cargos directivos. Finalmente el 21 de noviembre de 1940 la Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración le rebaja la sanción a pérdida de los haberes que no hubiera percibido e inhabilitación para cargos directivos y de confianza (datos proporcionados por Pedro Barruso). Todo esto ocurre cuando ella ya tiene 66 años; luego transcurrirán más de tres décadas de silencio.

Fallece en Bilbao, donde residió durante estos años, a los 95 años, completamente invisibilizada hasta que el Movimiento feminista y la Historiografía la rescatan del olvido en las últimas décadas del siglo XX.