Era navarro o aragonés. Hace vida eremítica en San Juan de la Peña en 1034 y más tarde es nombrado Abad de Oña. Ante el enfrentamiento de los reyes Fernando de Castilla y García, de Pamplona, interviene, junto con Santo Domingo, del monasterio de Silos para impedir la guerra entre ambos reyes hermanos. Fracasan. En la batalla de Atapuerca muere el rey García (1054). Rigió Eneko de Oña la abadía durante treinta y tres años. Se le rindió culto religioso desde 1163, y se le canonizó en el Concilio de Tours. Su nombre en los documentos es Eneko.