Profesores

Maeztu Whitney, María de

Pedagoga alavesa, pionera de la pedagogía moderna y de la liberación de la mujer en España. Nació en Vitoria el 18 de julio de 1881, de padre alavés (ingeniero en Cuba) y madre inglesa. Falleció el 7 de enero de 1948 en Mar del Plata siendo trasladados sus restos a Estella.

Estudió en la Escuela de Estudios Superiores de Magisterio en Madrid y, luego, en la Universidad de Madrid y Salamanca (Filosofía y Letras) ampliando su formación en diversas universidades europeas con profesores tales como Natorp y Cohen y en el Smith College americano. Su primera actuación en el campo de la docencia tuvo lugar en Bilbao en la Residencia de Señoritas que abrió su madre al enviudar quedando en la ruina. Desde 1902 y durante diez años dirigió una escuela pública bilbaína en la que pudo comenzar a poner en práctica las reformas de la enseñanza que preconizaba: goce del aire libre, antimemorismo, cantinas y colonias escolares, etc. Pronto fue dándose a conocer y, en 1908, forma ya parte de la comisión española asistente al Certamen Pedagógico de Londres.

En 1915 funda la Residencia Internacional de Señoritas, primer centro oficial de carácter universitario que se organiza para la mujer en España, correspondiente a la Residencia de Estudiantes creada por la Junta de Ampliación de Estudios. En esta Residencia, Lorca, uno de los contertulios habituales, junto con Ortega, Juan Ramón Jiménez, Victoria Ocampo, etc., leería, en 1932, su Poeta en Nueva York. Obra también de esta Junta benemérita es el Instituto-Escuela de cuya sección primaria pasa a formar parte Maeztu en 1918.

Prestigiosas universidades europeas y americanas le llamaron, a partir de estos años, para dictar cursos y pronunciar conferencias. Representó, asimismo, a la mujer española en varios congresos internacionales como el celebrado del 12 al 15 de julio de 1920 -Congreso Internacional de Mujeres Universitarias- en el Bedford College de Londres. Asistió, días después de clausurado éste, al II Congreso de Estudios Vascos celebrado en Pamplona dictando una Conferencia general sobre enseñanza primaria. En 1923 representó a España en el Congreso Mundial de Educación celebrado en San Francisco (USA).

Años más tarde (1926) fundaría el primer club de mujeres de España, el Lyceum Club, del cual fue la primera presidenta, pasando más tarde a ser presidenta honoraria. Este club, aún más que la residencia de señoritas y el instituto-escuela, suscitó una encendida polémica por su carácter laico y feminista llegando a ser calificadas sus socias de "mujeres sin virtud ni piedad" y de "féminas excéntricas y desequilibradas" por un miembro del clero, desairado por la falta de tutelaje de la iglesia sobre una organización femenina (un tal Lorven en Iris de Paz, Organo Oficial de la Archicofradía del Corazón de María). Ese mismo año visitó la Argentina donde dictó conferencias en las universidades de Buenos Aires, La Plata y Córdoba.

Colaboró en La Prensa y El Hogar. Fue nombrada profesora extraordinaria de la Columbia University de N. York, Dra. Honoris Causa del Smith College, consejera de Instrucción Pública de España, presidenta de la Comisión de Reformas Escolares, miembro de la Hispanic Society of America, etc., desarrollando una vertiginosa actividad en universidades tales como La Habana, Méjico, Londres, Oxford, etc. En 1927 fue designada miembro de la Asamblea Nacional en la sección "educación e instrucción".

Al estallar la guerra civil, el fusilamiento de su hermano Ramiro la deja anonadada. Meses después (1937) fija su residencia en Argentina donde prosigue su labor docente y literaria desde la Universidad de Buenos Aires. En 1947 regresa momentáneamente al morir su hermano, el magnífico pintor Gustavo.

Antonina Rodrigo, biógrafa de Maeztu (Tiempo de Historia n.° 47, 1978) nos da a conocer la descripción que de ella nos legara Carlos Morla, diplomático chileno:

"María de Maeztu es una mujer de calidad excepcional, en extremo culta y de una actividad asombrosa... Su actuación en la Residencia de Señoritas es sencillamente prodigiosa y no cabe duda de que ninguna ha hecho lo que ella por la cultura femenina en España. Notable conferenciante, pedagoga magnífica, organizadora insuperable, no se le ha tributado, a mi juicio, el panegírico que a su obra corresponde. Rubia, de estatura menuda, nerviosa, vibrante, se expresa con una locuacidad tal que, a veces, es casi imposible seguirla. Viste de cualquier manera, sin ninguna coquetería y es inexistente en ella todo espíritu de conquista. Lleva puesto un abrigo de carácter indeterminado y un sombrerito en la nuca, siempre el mismo, al cual Federico -García Lorca- le ha dedicado, con cariño, una copla inofensiva con acompañamiento de guitarra".

El pensamiento de María de Maeztu puede sintetizarse, en lo referente a la cuestión feminista, en estas frases entresacadas de su artículo "Lo único que pedimos", publicado en La mujer moderna:

"Soy feminista; me avergonzaría de no serlo, porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar, como persona, en la obra total de la cultura humana. Y esto es lo que para mí significa, en primer término, el feminismo: es, por un lado, el derecho que la mujer tiene a la demanda de trabajo cultural y, por otro, el deber en que la sociedad se halla de otorgárselo. (...). Justo es proclamar muy alto lo que ya repetidas veces se ha dicho: los mayores enemigos del feminismo no son los hombres, sino las mujeres: unas por temor, otras por egoísmo. Las primeras, al oír hablar de emancipación, de independencia económica, no ven tras de estos tópicos sugestivos más que la perspectiva triste de ganarse la vida trabajando a jornal en las industrias, víctimas de una explotación miserable. Esta independencia es para ellas, con razón, la peor de las esclavitudes. Puestas a elegir entre la sumisión al patrono o al marido, todas las mujeres prefieren la última. Contra lo que afirmaba Stuart Mill, la sumisión de la mujer al hombre por medio del matrimonio es, en esas circunstancias, la única liberación posible. Las segundas no quieren oír hablar de emancipación económica, porque lo único que desean es encontrar un marido en ventajosas condiciones, cosa que se hace más difícil si las mujeres demandan un puesto en la economía social. Para unas y otras el feminismo no es una idea liberadora, sino una promesa de esclavitud. Por eso, la primera tarea a realizar es la de preparar a nuestras mujeres, y claro está que yo confío, como único y exclusivo medio, en la educación, que al salvar las sustancias ideales que lleva dentro, ignoradas por ella misma, le dará fuerza para descubrir nuevos mundos, no sospechados hasta ahora."

De María de Maeztu decía Madariaga que era "la cabeza mejor organizada" de su casa, comparándola con sus hermanos Ramiro y Gustavo. "María, sin ser una beldad, no dejaba de tener cierto atractivo femenino. Era muy inteligente, y en su trato y modo de expresarse se transparentaba una persona objetiva y normal que sólo busca entender y entenderse sin segundas ni rebótica". (Salvador de Madariaga, Españoles de mi tiempo, pág. 145).

Colabora en diversas revistas especializadas, es autora de varias obras, entre ellas las siguientes: Pedagogía Social ; La exposición general de la filosofía de Natorp ; El problema de la ética, La enseñanza de la Moral, 1939; Historia de la cultura europea, 1941; Antología-Siglo XX: Prosistas españoles; Ensayos de Ramiro de Maeztu (prólogo y recolección).