Jurístas

Alonso Colmenares, Eduardo Ramón

Jurista y político. Nacido en Corella (Navarra), el 13 de octubre de 1820; fallecido en Madrid, el 31 de marzo de 1888.

Nació en Corella , siendo hijo de José Alonso Ruiz de Conejares y de Juana Ciriaca de Colmenares.

Su padre José Alonso fue ministro de Justicia en dos ocasiones y presidente del Tribunal Supremo. Su hermano Juan fue gobernador de Huesca (17.08.1860 / 13.11.1863) y Zaragoza (13.11.1863 / 2.02.1864), ministro del Tribunal de Cuentas del Reino; su hermano José fue magistrado de las audiencias de Burgos (1856), Madrid (1871), y presidente de las de Barcelona (1874), Burgos (1875), Valencia (1876), Zaragoza (1881, 1883, 1886), Madrid (1882) y Valladolid (1885).

Casado con María Ignacia Morales de Setién y Ramírez de Arellano. Su hija Eladia se casó con Luis Díez de Ulzurrun y López de Ceráin, marqués de San Miguel de Aguayo. Su hijo José se casó en contra de la voluntad paterna con Pascuala Regoyos, hermana del pintor Darío Regoyos. Este hijo fue gobernador civil de Vizcaya (8.07.1890 / 22.05.1891), Murcia (22.05.1891 / 18.09.1891).

Aunque su expediente personal contiene certificaciones de que a los 16 años ingresó en la Milicia Nacional de Corella y de que con ella participó en diversas acciones contra los carlistas, resulta difícil compaginar dicha actividad con sus estudios en Madrid al mismo tiempo.

Entre 1835 a 1838 realizó tres cursos de Filosofía en los colegios María de Aragón, San Isidro y en la Universidad de Madrid. Después, al igual que su padre siguió la carrera de Derecho, primero en Madrid (1838-1839); continuando en Zaragoza a causa de un traslado de la familia a Corella (1839-1840), para regresar posteriormente a Madrid, en donde el 17 de junio de 1842 recibió el grado de bachiller. El 12 de septiembre de 1844 obtuvo el título de licenciado en Jurisprudencia por la misma Universidad, lo que le posibilitaba para ejercer de abogado.

Cuando aún no había finalizado sus estudios de Derecho, fue nombrado secretario de la Junta de calificación de títulos de partícipes legos en diezmos, que presidía su padre y uno de cuyos miembros era otro ilustre político navarro, Luis Sagasti. Ejerció la profesión de abogado en Tudela (30.08.1845 / 30.11.1846), Madrid y Pamplona hasta julio de 1850. Sin embargo aspiraba a ingresar en la carrera judicial, pues alegando sus méritos como jurista solicitó "una promotoría fiscal de término o ascenso en uno de los juzgados de 1ª instancia de la Península".

A partir de este año abandona el ejercicio de la abogacía para entrar en la carrera judicial: Logrosan (Cáceres) el 26 de julio de 1850; Navahermosa (2.08.1850); Tafalla (3.08.1851) tras haber solicitado el apoyo de su paisano Fermín Arteta, que en ese momento desempeñaba una cartera en el Ministerio de Bravo Murillo; y Calahorra (25.08.1854) cuando su padre estaba al frente del Ministerio de Gracia y Justicia.

Durante este período se puede constatar el inicio de su ascenso en el escalafón sin apenas frenos, independientemente de quienes gobernasen en el país. El 8 de noviembre de 1854 se le encargó interinamente la Fiscalía de la Audiencia de Burgos, de la que pasó a la de Sevilla (31.08.1855), Barcelona (8.10.1856) y Granada (8.10.1858).

Un año más tarde alcanzaba una de sus aspiraciones, al ser nombrado fiscal de la Audiencia de La Habana (1.08.1859). Y es principalmente en las Antillas donde se consolida su posición política. Tras dos años en dicha isla se le encomendó la Regencia de la nueva Audiencia de Santo Domingo (6.10.1861). Alonso Colmenares tuvo que encarar una difícil situación como consecuencia de las especiales circunstancias de la isla que volvía a incorporarse a la Corona de España. De acuerdo con las instrucciones que se le dieron su puesto traspasaba las meras atribuciones judiciales, para convertirse en un delegado especial del Gobierno para cuestiones políticas sobre las que debía informar, en especial sobre la actitud del general Santana. Obviamente se le encomendaba definir la nueva estructura de las instituciones de la isla.

A pesar de los numerosos problemas por los que atravesó la colonia, tuvo tiempo de ocuparse en la reorganización de la Justicia, y con tal fin presidió la comisión encargada de redactar las ordenanzas de la Real Audiencia y otra relativa a los alcaldes mayores y ordinarios. También publicó y puso en observancia el Código Civil en aquella isla, legislación que perduró tras la independencia. Con motivo de los incidentes que sucedieron a principios de 1863, Felipe Rivero, capitán general de Santo Domingo, le mencionaba en primer lugar como la persona que más había luchado durante la sublevación al frente del Batallón de Voluntarios de la capital.

El 19 de abril de 1863, Felipe Rivero le ordenaba salir hacia Madrid para "enterar al Gobierno" de la verdadera situación de la isla; y señalaba que la importancia de dicha misión era tal que requería enviar a un funcionario de alto rango. Durante su estancia en España se le encargó la dirección de la sección de Gracia y Justicia del Ministerio de Ultramar (28.05 / 1.09.1863). El 1 de noviembre estaba de regreso en Cuba para tomar posesión de su nuevo destino como regente de la Audiencia (12.09.1863 / 24.11.1866), salvo un breve período durante el que desempeñó la Intendencia General de Hacienda (26.05 / 17.07.1866). El 24 de noviembre de 1866 se le declaró cesante. Tras realizar un viaje por Europa, volvió a La Habana en donde ejerció su profesión de abogado. Al producirse la revolución de 1868 regresó a la Península.

Su estreno político tuvo lugar al ser elegido diputado por Tudela, cuya acta fue discutida por el Congreso, aunque finalmente se aprobó el 29 de abril de 1871. Durante la legislatura fue nombrado ministro de Gracia y Justicia, estando todas sus intervenciones relacionadas con asuntos de la cartera que desempeñaba, excepto las relativas a la discusión de su acta de diputado. En 1872 fue relegido por Tudela (Navarra) y por Arnedo (Logroño) optando finalmente por ésta última (20.05.1872).

El 5 de octubre de 1871 fue nombrado ministro de Gracia y Justicia, en el gabinete presidido por José Malcampo, marqués de San Rafael. Desde su puesto tuvo que llevar a cabo diversas medidas tendentes a secularizar la vida de España, hecho que contrariaba las miras de una gran parte del episcopado español. Tras la dimisión de José Malcampo (21.12.1871), Práxedes Mateo Sagasta le confió la misma cartera (21.12.1871 / 26.05.1872).

En 1874 volvió al Ministerio, pero en esta ocasión para desempeñar la cartera de Fomento (23.05 / 3.09.1874), en el Gabinete presidido por Juan Zavala. Durante su mandato restableció el Consejo de Instrucción Pública.

Tras la dimisión de Zavala, P.M. Sagasta le llamó de nuevo para desempeñar la responsabilidad de Gracia y Justicia (3.09 / 31.12.1874).

Elegido senador por Puerto Rico en 1876, aunque sus credenciales fueron aprobadas, no juró su cargo. Nombrado senador vitalicio el 10 de abril de 1877, juró su cargo el 1 de mayo de dicho año. A partir de 1885 sus intervenciones fueron escasas.

Unos años más tarde (8.03.1881) fue nombrado presidente de la comisión que trabajaba en la reforma de la organización administrativa, en sustitución de Manuel Silvela.

Por decreto de 23 de julio de 1882 se le nombró presidente del Tribunal Supremo, siendo ministro de Gracia y Justicia, Manuel Alonso Martínez y presidente del Consejo Práxedes Mateo Sagasta. En los discursos que se conservan de su ejercicio como Presidente del alto Tribunal, reflejó su interés sobre la formación del criterio jurídico (1887) y la responsabilidad judicial (1885).

Murió en el ejercicio de este cargo a la edad de 67 años.

Estaba condecorado con la Gran Cruz de la Real Orden Americana de Isabel la Católica, una Encomienda ordinaria de la Real y distinguida Orden de Carlos III (30.04.1861); una Encomienda de número de la Real y distinguida de Carlos III (17.09.1863) correspondiente al Ministerio de Ultramar; y la Gran Cruz de la orden de Carlos III (10.01.1887). Estaba en posesión de la Gran Cruz de San Olaf de Suecia.