Políticos y Cargos Públicos

Ibarruri Gómez, Dolores

Pasionaria. Dirigente comunista vizcaína nacida en Gallarta el 9 de diciembre de 1895, de padre carlista y euskaldún y madre castellana.

Tanto éstos, como el resto de la familia, eran mineros. A los quince años abandona la escuela y, pese a sus deseos de estudiar magisterio, tiene que ponerse a trabajar, primero en un taller de costura y luego en el servicio doméstico.

Casa a los veinte años con un minero socialista, Julián Ruiz, y pasa a vivir en Somorrostro afrontando una nueva etapa en su vida, la de mujer de minero sometida a todas las estrecheces y miserias que describe en su autobiografía publicada en 1962:

"Mi misión en la vida estaba cumplida. No podía ni debía aspirar a más, después de mi fracasado intento de ser maestra. El fin de la mujer, la única salida, su única aspiración, era el matrimonio, y la continuación de la vida triste, gris, penosa, esclava de nuestras madres, sin más ocupación que parir y criar".

Pero su atracción por la lectura le va a ayudar a evadirse de este destino cerrado:

"Conocí la literatura marxista y este conocimiento fue para mí como una ventana abierta en mi conciencia hacia la vida. (...) Mi vieja fe católica iba quedando atrás, aunque resistiéndose, empeñada en dejar en lo hondo de la conciencia un regusto, una sombra, un temor, una duda. La lucha por el socialismo que no veía próximo, pero que empezaba a dar contenido y fundamento a mi vida, era la fuerza que me sostenía en las aplanadoras condiciones de nuestra existencia de parias".

En 1919 se hace con el liderazgo de la zona minera durante la huelga revolucionaria en la que su marido es encarcelado.

A los veintitrés años comienza a escribir en "El Minero Vizcaíno" utilizando, debido a hallarse en Semana Santa, el pseudónimo Pasionaria. En 1919, vivamente impresionada por la revolución rusa, se adhiere al grupo tercerista, fundacional del Partido Comunista en 1923. Un año más tarde es nombrada miembro del Comité Provincial del PC de Bizkaia y delegada de Vizcaya al I Congreso del PC, dándose a conocer como una magnifica agitadora y mujer de aparato. Su vida familiar es dura; de seis hijos que tiene, cuatro mueren en baja edad, sobreviviendo sólo Amaia y Rubén, destinado éste a morir en la batalla de Stalingrado luchando contra los alemanes tras haber combatido en España con el V Regimiento. Durante la dictadura de P. de Rivera, fue designada para acudir, en 1928, junto con Carro, al III Congreso del PC, pero no pudo asistir por ser suspendido el paso de frontera.

Dos años más tarde acude como delegada a la Conferencia de Pamplona / Iruña del PCE y es designada miembro del Comité Central. Caída la monarquía, toma parte en mítines y campañas electorales y jornadas huelguísticas comenzando a escribir en Mundo Obrero. En noviembre de 1931 se traslada a vivir a Madrid. Es detenida por primera vez -se la implica en el atentado de la calle Somera- recluyéndola en Madrid y luego en Larrínaga. En diciembre se declara en huelga de hambre como señal de protesta por no haber sido liberados los presos anarquistas y comunistas tras la proclamación de la Constitución republicana. Salvo el paréntesis de una semana de libertad, estuvo en la cárcel hasta enero de 1933. Este año marca el inicio de una gran actividad de Pasionaria. Organiza Pro Infancia Obrera y la Agrupación de Mujeres Antifascistas -Victoria Kent, Matilde Huici, Irene Falcón, Luisa Álvarez del Vayo, etc.- llamadas a desempeñar un importante papel durante la guerra.

Su participación en la revolución de Asturias de 1934 la obligó a vivir de forma clandestina para evitar la cárcel. En 1935 acude a París a sumarse a la campaña de solidaridad con los represaliados revolucionarios. En julio asiste al VII Congreso de la Internacional Comunista en el que se preconiza la fórmula frentista. Debido a los azares de su vida clandestina envía a sus hijos Rubén y Amaia a la URSS a que sean educados. En enero de 1936, cuando se hallaba de regreso de un viaje a Asturias, es encarcelada en Madrid hasta el 6 de febrero en que es elegida diputada por Asturias junto a Juan José Manso. Entra ostentosamente en alpargatas en el Parlamento.

Al estallar la guerra, pronuncia en Radio Madrid una alocución que acaba con su luego célebre: ¡No pasarán! En agosto es nombrada parte de la delegación del Gobierno Español que va a París a solicitar abastecimiento y suministros bélicos. Pronuncia en el velódromo de la ciudad, durante un mitin de apoyo a la República, la frase que se hará famosa: Más vale morir de pie que vivir de rodillas. El 1 de octubre intervino en las Cortes españolas en defensa del Estatuto Vasco con encendidas frases de patriotismo. Durante esta guerra fue vicepresidenta de las Cortes y derrochó actividad visitando todos los frentes de guerra. Al finalizar, con la rendición de Casado, abandona España en Elda rumbo a Francia, a bordo del avión de Hidalgo de Cisneros, residiendo a partir de este momento en la URSS. Su principal tarea va a ser organizar a los refugiados y montar después las tareas de la resistencia, entre ellas, en 1941, Radio España Independiente.

A la muerte de José Díaz en 1942, como figura mítica y venerada, caracterizada por una extraordinaria austeridad personal y su aferramiento a la ortodoxia moscovita, es elegida secretaria general del PCE, firmando el manifiesto de la Unión Nacional Antifranquista. Su fidelidad a Stalin será total. Sin embargo, Presidenta desde 1960 con Carrillo como secretario del partido, condenó, así como éste, la intervención de las fuerzas del pacto de Varsovia en Checoslovaquia en 1968, contra Lister, favorable a ella. Por ello, comentando la actitud de Pasionaria ante el caso Monzón (1945-48) y otras disidencias interiores del PCE, así como la sólida fidelidad de Ibárruri hacia la URSS, dice Semprún (Autobiografía de Federico Sánchez, Planeta, 1977, pp. 122-123):

"Del otro lado, del lado de los ejecutantes autónomos e inventivos de la política de Stalin en el PCE, ¿puede razonablemente esperarse que alguno hable? Pasionaria, sin duda, morirá sin decir nada. No ha vuelto a España para hablar, para decir las verdades sangrientas y miserables del pasado. Ha vuelto a España para morir. Morirá sin decir nada. Al fin y al cabo, ningún creyente espera de la Virgen de Fátima que pronuncie largos parlamentos. Basta con que su imagen sea paseada en angarillas ante la muchedumbre postrada. Pues igual nos pasearán por España la imagen severa y noble de Pasionaria, muda estatua capaz, sin duda, de provocar aún lágrimas de gozo y de emoción entre las masas de fieles militantes, pero incapaz de decir la verdad de su propio pasado, ni las verdades de nuestra propia historia".

En 1977, tras la accidentada legalización del PC, Ibárruri vuelve a España, asiste a múltiples actos electorales y, con ochenta y dos años, es elegida nuevamente diputada, esta vez a Cortes constituyentes.

Muere en Madrid el 12 de noviembre de 1989.

En su producción escrita pueden señalarse: Artículos y discursos (1936-1938), Moscú, 1938; La España franquista, satélite de Hitler, Moscú, 1944, 44 pp.; La guerra di Spagna, Roma, 1947, 139 pp. (2.ª ed.); El único camino (autobiografía), 1962, Imp. Nac. de Cuba, 462 pp.; De febrero a octubre 1917, París, 1967, 133 pp.; En la lucha. Palabras y hechos (1936-1939), Moscú, 1968, 368 pp.; España, estado multinacional, París, 1971, 58 pp.; Nuestro VIII Congreso..., París, 1972, 113-127.