Políticos y Cargos Públicos

Irigoyen Alem, Hipólito

Presidente de la República Argentina. Hijo de Martín Irigoyen Dodagaray que procedía de Sara, Laburdi, y de Marcelina Alem, argentina.

Su padre era dueño de una buena tropa de carros para el transporte de pasajeros y mercancías. Su madre, hija de un alférez de policía. Estudió las primeras letras en una escuela de Barracas y el Colegio de San José de los PP. Bayoneses, a donde los vascos solían enviar a sus hijos. Luego estudia la carrera de derecho. En 1878 es elegido diputado por el Partido Republicano. En 1881 es profesor de Historia, Instrucción Cívica y Filosofía de la Escuela Normal, cátedras que desempeña durante 24 años. Sus ingresos los donaba al Hospital y Asilo de Niños. Se hace estanciero, comprando las tierras a crédito debido a su pobreza. Se dedica a la ganadería vendiendo sus productos a Gastón Sansinena, fundador del primer frigorífico.

Irigoyen sigue estudiando y lee las obras de la antigüedad clásica y los autores modernos, forjando su clara mentalidad progresista. Participa en la revolución del 90 que fracasa. Interviene en el establecimiento de la Unión Cívica Radical de la que era fundador su tío Leandro Alem. Y pronto sería su jefe indiscutible. En las elecciones de 1916 es elegido presidente. Su labor al servicio de la democracia es notable. En 1922 triunfa Alvear. La despedida popular a Irigoyen "el peludo" fue apoteósica. En abril de 1928 gana de nuevo las elecciones presidenciales a sus 77 años de edad. A los 22 meses el general Uriburu lo depone y se proclama dictador.

Irigoyen es confinado a bordo del guardacostas "Belgrano". Indultado en 1932, vuelve a Buenos Aires. Fallece el 3 de julio de 1933. Durante el sepelio el pueblo se apodera del féretro que emprende su multitudinaria carrera, de mano en mano, por encima de la marea humana hasta el cementerio.

Ref. Dr. José Landa, "Hipólito Irigoyen, visto por uno de sus médicos. Estudio caracterológico de su personalidad". Buenos Aires, 1958, Boletín del Instituto Americano de Estudios Vascos, n.° 33, 1958, recensión de esta obra, por Andrés M.ª de Irujo.