Marinos

Dubourdieu, Bernard

Marino bayonés que nació en 1773 en una casa de la calle Sabaterie de Bayona (Lapurdi) de la que no se sabe el emplazamiento con exactitud, pero sobre la que hemos recogido los siguientes datos: perteneció en primer lugar a un Duler, y sucesivamente a un Joseph Dubourdieu, Marie Dubourdieu, y finalmente a una viuda Dubourdieu en 1782. Nuestro héroe fue bautizado el 20 de abril de 1773; era hijo de Jean Dubourdieu, maestro tonelero, y de Catherine Castets, su esposa. Recibió una educación bastante buena y entró a los dieciséis años en la marina. Fue hecho guardiamarina en 1792; hizo, como tal, la campaña de Nápoles y de Cagliari, y fue hecho prisionero por los ingleses después del sitio de Toulon. Después de un cautiverio de ocho largos meses, consiguió escaparse de Gibraltar, donde había estado encerrado en los pontones, y, ayudado por algunos compañeros, se apoderó de un transporte de guerra inglés. Esta acción brillante le valió el grado de alférez en 1796; poco después fue herido y de nuevo hecho prisionero después de un combate.

Esta vez permaneció 18 meses cautivo. Recibió el grado de teniente de navío durante la campaña de Egipto y fue enviado a las Antillas en 1802. Ascendido a capitán de fragata en 1806 y a capitán de navío en 1808, se le encargó la misión de destruir los establecimientos que los ingleses habían fundado en Lissa, donde entró por la fuerza el 23 de octubre de 1810, apoderándose de doce buques corsarios ingleses y un gran número de mercantes. Este mismo año, al mando de la fragata la Penélope, había dado caza a la fragata inglesa la Proserpina, apoderándose de ella después de un ataque, en aguas de Toulon. Pero vamos a llegar al sangriento combate en el que debía perder la vida. Napoleón y el príncipe Eugenio, virrey de Italia, querían organizar una marina franco-italiana en el Adriático, con vistas, sobre todo, a mantener las relaciones con Corfú y las islas Jónicas que habían sido cedidas por Rusia. Dubourdieu fue encargado del mando. Salió de Ancône el 11 de marzo de 1811 con tres fragatas francesas, una fragata y dos corbetas italianas, y otros tres buques menos poderosos, para ir a tomar posesión de las islas de Lissa.

En el camino fue avistado, el día 13, por la división inglesa del comodoro Obet, compuesta de un navío y tres fragatas. Consciente de la inferioridad de los franceses respecto de los ingleses, en aquella época, en la ciencia de las maniobras navales, quizá, incapaz él mismo para mandar una escuadra, Dubourdieu no quiso presentar una línea de combate y permitió a cada barco de su división atacar al abordaje cada buque de la división enemiga, pero ésta no dejaba que se aproximasen. La lucha fue, sin embargo, terriblemente encarnizada. Una bala de cañón partió en dos, al comienzo del combate con su fragata la Favorita, al intrépido Dubourdieu. La fragata, tras una valiente defensa, se vio obligada a encallar en los arrecifes de la costa de Lissa y allí ardió. Una segunda fragata francesa, la Flore, arrió su bandera cuando el capitán Pécidin no pudo ya ejercer el mando de resultas de una grave herida; pero poco después su tripulación se rebeló contra sus vencedores y consiguió volver a elevar el pabellón francés, así como salvar la nave.

Cada buque de la división franco-italiana se veía rodeado de varias naves enemigas a la vez, antes de haber podido efectuar un movimiento para el abordaje; la corbeta la Bellone cuyo capitán era Dicodo, fue hecha prisionera también, a pesar de una larga y sangrienta defensa; la Couronne, fragata italiana cuyo lugarteniente, un francés llamado Aycard, había sucedido en el mando al capitán Pasquarigo, no se rindió a dos fragatas enemigas que la asediaban, más que después de tres horas de lucha y de haber perdido casi toda su tripulación. El resto de la división se salvó como pudo. Las pérdidas de los ingleses fueron también grandes; dos de sus fragatas salieron del combate completamente desarboladas y llevando en ellas más muertos que vivos; una de ellas, incapaz de volver a los puertos ingleses, fue incendiada por los que la ocupaban.

El navío del comodoro Obet despojado de todos su mástiles y agujereado como una criba, encalló en las rocas de Lissa. Los marinos franceses hubieran ciertamente triunfado en este combate, si no hubiesen pecado, como su comandante Dubourdieu, por un exceso de intrepidez; un poco más de orden, de táctica y de sangre fría les hubiera asegurado la victoria. El nombre del capitán de navío Dubourdieu ha sido grabado en una de las tarjetas de la biblioteca de Bayona, pero nos parece que no es suficiente para perpetuar el nombre del héroe en el recuerdo de Bayona.

Ref. Edouard Duceré: Dictionnaire historique de Bayonne, 2 vols, Bayonne, 1911-1915.