Militares

Agurto y Salcedo, Francisco Antonio de

Militar y matemático vitoriano. Vitoria, 1640 - Barcelona, 1702.

Procedente de linaje hidalgo, aunque no noble, se dedicó a la carrera militar, elección corriente entre los segundones de familias hidalgas en el siglo XVII. Pronto ocupó grados destacados, en parte porque era buen jefe militar, y, en parte, porque supo defender los intereses del monarca Carlos II. Fue capitán de infantería y de caballería; maestro de campo general de Flandes (máximo rango militar en la región); caballero de la orden de Alcántara (1662); y coronel de regimiento de guardias reales de infantería (1700).

Aunque militar de formación, consiguió labrarse una trayectoria política, y en diciembre de 1685 fue nombrado gobernador de los Países Bajos, después de haber sido nombrado primer marqués de Gastañaga, por razones de cortesía (así, la nobleza no se sentía ofendida). En Flandes permaneció seis años, periodo en el que trató de reparar fortificaciones, reforzando el débil ejército español, y en el que perdió una de las plazas mejor fortificadas de Europa, la de Mons (1691).

El caso de Agurto, al igual que su obra, es representativo de una época en la que los jefes militares compartían sentimientos contradictorios entre, por un lado, la voluntad de conservar el orden establecido, abrazando las teorías filosóficas tradicionales, y, por otro, la necesidad de defender sus reinos, aplicando los nuevos conocimientos matemáticos a las técnicas militares. Situado entre dos aguas --o, para ser más precisos- entre "novatores" (o partidarios de la modernización científica) y conservadores (de la educación escolástica tradicional), Agurto se puso a escribir su obra más importante Tratado y Reglas militares, que fue publicada en 1689. Era un tratado de infantería, para formación militar, en el que apoyaba técnicas tradicionalistas como la organización en tercios, que tanta gloria había aportado al ejército español en el pasado. Ahora bien, si en la teoría era tradicionalista, en la praxis fue renovador; y es que Agurto, además de enseñar y apoyar a militares reformistas como Sebastián Fernández de Medrano y Francisco Larrando de Mauleón (ambos, destacados matemáticos), fue mecenas y protector de la Academia Militar de Bruselas, auténtico semillero de ingenieros, para el ejército español.

No le faltaron a Agurto, a su regreso de Flandes, ofertas de cargos políticos. El rey Carlos II le nombró, en 1694, virrey de Cataluña, cargó que desempeñó, como antes, con luces y sombras, en su lucha por detener el avance de las tropas francesas de Luis XIV. Fue destituido en 1696, tras la derrota de Tordera, y "recuperado", en 1700, por el nuevo rey Felipe V. Nunca abandonaría la corte (de hecho, fue comisario general de la caballería y de la infantería de España y miembro del Consejo de Guerra).

  • Tratado y Reglas militares (Madrid: Mateo de LLanos, 1689; reimpr. Barcelona: Impr. Joseph Llopis, 1695).
  • Juan Navarro Loidi, 'El vitoriano Francisco Antonio de Agurto y las artes militares a finales del reinado de Carlos II', Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, 2005, 60:197-222;
  • Gachard, 'Agurto (Don Francisco-Antonio de)', en: Biographie Nationale publiée par l'Académie Royale des Sciences, des Lettres et des Beaux-Arts de Belgique (Bruselas, 1868), v. 1, col 130-135;
  • J. J. de Landázuri y Romarate, Los varones ilustres alaveses (Vitoria: Baltasar Mantel, 1799), 172.