Monarquía y Nobleza

Wamba

Rey de los visigodos (672-680), sucesor de Recesvinto.

El rey Childerico II, con poder en toda la Galia, es asesinado mientras cazaba. El asesino, el noble Bodillon, aparece conjurado con otros aristócratas y entre ellos con un Lupo que no tiene nada que ver con el duque aquitano-vascón. El asesinato tiene lugar entre fines de agosto o primeros de septiembre del año 673 en el bosque de Lauchonia, muy lejos de la Septimania donde se hallaba Lupo I combatiendo en la revuelta de los septimanos contra Wamba, que había sido proclamado rey de la Hispania goda el 1 de septiembre del 672. Los sucesos de la Septimania fueron muy complicados. Hilderico, conde de Nîmes, Gumildo, obispo de Maguelone, y el abad Ranimiro, se sublevan contra el rey Wamba, sucesor de Recesvinto. Cargan de cadenas al obispo de Nîmes, Arregius, que se negaba a asociarse a la empresa, y se lo llevan a la Aquitania. Después, desentendiéndose de las reglas eclesiásticas, Hilderico instala a Ranimiro en la diócesis de Arregius y le hace consagrar por otros dos obispos de nación extranjera. No cabe duda, por lo que sucede más tarde, que el duque vascoaquitano Lupo I se hallaba comprometido en la revuelta. Ya antes de estallar el levantamiento septimano ocurrían hechos sospechosos en el sur de Vasconia, lindante con el reino godo. Los vascones de Lupo I habían hecho una entrada por tierras cántabras con móviles que no nos dicen las fuentes. Esta acción constituía en realidad una distracción militar destinada a atraer a Wamba con sus ejércitos mientras se fraguaba el levantamiento septimano. Efectivamente; Wamba se hallaba combatiendo a los vascones cuando se entera de la revuelta. Inmediatamente reacciona y envía al duque Paulo para reducir a los sublevados, pero Paulo logra complicar en una conspiración a destacados personajes, incluido el duque de la Tarraconense Ranosindo. Públicamente aparenta servir a su rey, pasa el Pirineo y entra en Narbona, la capital septimana, se proclama rey, declarando anulada la elección de Wamba. La Hispania Tarraconense, con Septimania, se declaran inmediatamente en su favor con el apoyo de aquitanos y vascones:

"Perlatis promissique muneribus, Francorum Wasconumque multitudines in auxilium sui puganaturas adlejit".
"Con dádivas y promesas puso de su lado a las muchedumbres de francos y vascones, dispuestas a batirse en su ayuda."

Julian de Toledo, Historia regis Wambae, cap. 8.

Wamba ante esta situación delibera con sus príncipes sobre la conveniencia de acudir a reprimir la revuelta o de liquidar primero a los vascones que en caso contrario quedaban a sus espaldas. Julián de Toledo dice que el rey se expresó así:

"Caigamos desde aquí llevando el estrago a los vascones, y, después, vayamos sin tardanza a extipar el nombre de los rebeldes".

El ejército godo se dedica entonces, durante siete días, al saqueo de los campos abiertos y a hostilizar las fortalezas e incendiar las casas. Según Julián se hizo la paz a base de dar rehenes y pagar tributos. Inmediatamente los godos vuelven por sus pasos y, pasando por Calahorra y Huesca, llegan a Gerona y Barcelona. Luego pasan los montes e invaden la Septimania, cayendo, una tras otra, las plazas fuertes de Agde, Béziers y, finalmente, Nîmes, a pesar de su resistencia. La caída de esta plaza se debió a la tardanza en llegar el ejército vascón-aquitano de auxilio. Paulo, vencido, se entrega y es condenado a prisión y decalvación. El ejército de Lupo I llega muy tarde desde las orillas del Garona y asola la región de Béziers en represalia. Wamba procede con energía y rapidez. A marchas forzadas trata de dar alcance al duque vascón-aquitano Lupo que se había dejado ver con su ejército en Aspiran, a orillas del río Hérault, en su margen derecha. Como dice Julianus, el ejército vascón-aquitano se esfuma sin que pueda ser hallado. Lupo, sin el apoyo franco, no era todavía suficientemente fuerte para hacer frente al ejército nacional godo. Wamba volvió a Hispania después de haber pacificado sus tierras de la Septimania. Fue después desposeido por Evaristo, y se retiró al monasterio de Pampliega en 680.