Políticos y Cargos Públicos

Olozaga Almandoz, Salustiano de

Político progresista, nació en Oyón - Oion (Álava-Araba) el 8 de junio de 1805. Estudió Filosofía y Leyes en la Universidad de Zaragoza, finalizando sus estudios en Madrid. Ya desde muy joven hacía gala de sus ideas democráticas y formaba parte de la Milicia Nacional de Madrid.

Ejerce la abogacía en Logroño, pero es encarcelado en 1831 al descubrirse el complot del librero Miyar en el que estaba complicado. Huye a Francia, y vuelve a la muerte de Fernando VII, siendo nombrado por el Partido Liberal miembro de una comisión para revisar el Código de Comercio. Con el ministerio de Mendizábal desempeña el Gobierno Civil de Madrid, siendo en 1836 elegido diputado por Madrid y Logroño. Es en el Parlamento donde su fama de elocuente orador se cimenta definitivamente, y es precisamente en esa Cámara donde arremete encarnizadamente contra el Gabinete de Istúriz y el de Ofalia. Sus aportaciones al reglamento del Congreso fueron realmente brillantes.

En 1840 es enviado a París, en calidad de embajador, de donde regresa al año siguiente para enfrentarse definitivamente a Espartero. Encabeza la oposición progresista contras las prerrogativas de Espartero, y logra la caída del general en 1843. Sube al poder la coalición progresista-moderada, siendo elegido Olózaga presidente del Congreso, y López presidente del Consejo. A la caída de López, Olózaga accede a la presidencia del Gabinete. Decide conseguir el poder para un gobierno puramente progresista, pero derrotado en las Cortes, obtiene de la jovencísima reina, Isabel II, un decreto de disolución de las mismas. Olózaga es acusado de haber conseguido el decreto violentando a la reina, que a la sazón contaba con catorce años de edad, y los dirigentes moderados obtienen su destitución.

Desterrado, reside en diversos países europeos, hasta que en 1847 es elegido diputado, por lo que vuelve a España, siendo detenido y puesto de nuevo al otro lado de la frontera. Es al año siguiente, cuando vuelve definitivamente y se sienta en el Congreso como jefe de los progresistas. Detenido a consecuencia del movimiento revolucionario de 1848, es puesto en libertad al no encontrarse cargos en su contra. Durante el Bienio Progresista ocupa el puesto de embajador en París, y forma parte de las Cortes Constituyentes, siendo además ponente constitucional. Es cuando cae derribada la situación progresista cuando Olózaga acentúa más sus tendencias democráticas. Jefe de los progresistas puros se opone enérgicamente a la Unión Liberal desde su escaño en el Congreso. Trasladado a París, mantiene desde allí su constante oposición a O'Donnell. Vuelve con la Revolución del 68 y se niega a formar parte del gobierno provisional, por lo que es designado por tercera vez embajador en París.

Es allí donde, ya achacoso, pide el retiro y fallece el 26 de setiembre de 1873 tras ver proclamada la República. Miembro de la Real Academia Española, de la de Historia y de la de Ciencias Morales y Políticas, fue también presidente de la Jurisprudencia. Fue un orador de primer orden, tal vez el primero de su tiempo. Elocuente, persuasivo y mordaz, llenó brillantes páginas de la historia del Congreso en un período en el que los grandes oradores abundaban. Olózaga fue miembro de las Sociedades Patrioticas Amigos de La Libertad, del café Lorencini de Madrid, en la Puerta del Sol, y de la Sociedad Landaburiana, que se reunía en el madrileño Convento de Santo Tomás (1820-1822). De su labor literaria lo más destacado son los discursos, pero aún y todo vamos a señalar dos artículos sobre tema vasco: Cartas dirigidas a Su Majestad la Reina doña María Cristina de Borbón (sobre la situación política en el País Vasco), Revista de Madrid, 1841, II; Juicio sobre los fueros vascos, 1839, Euskal Erria, 1881, III.

  • T. M. Hughes: The ousting of Lopez, and the expulsión of Olózaga en su «Revelations of Spain in 1845», London, 1845, I;
  • P. Churruca: Carta... a los señores don Salustiano Olózaga y don José Gómez Acebo sobre los Fueros, 1919, Barcelona.