Pintores

Olave Azpiri, Jacinto

Pintor guipuzcoano, nacido en Eibar en 1877 y muerto en 1957.

A los nueve años de edad emigró con su familia a Argentina, donde tuvo como primer maestro en Buenos Aires al húngaro Krnensek. Teniendo diez y siete años vuelve a Eibar y al poco tiempo ingresa en la escuela de San Fernando de Madrid. Allí conoció a los maestros de entonces, Moreno Carbonero, Anglada Camarasa, Eduardo Chicharro, así como a condiscípulos suyos como los Arrúe, Zubiaurre e incluso Arteta. Abandona Madrid y se establece en Eibar para cultivar el dibujo y la pintura, especialmente el retrato y temas étnicos. Lanzado a la pintura sobrelleva con éxito los cambios inherentes a su carrera de artista. Con su Academia de Dibujo contribuyó a la formación de profesionales industriales. En 1977, al cumplirse el centenario de su nacimiento, la Asociación Artística Eibarresa organizó una exposición antológica de Olave en la sala de cultura del Ayuntamiento de Eibar.

Entre sus mejores cuadros figuraron en ella La niña enferma, La buena madre, El piropo, Retrato de la señora Madina, Retrato de don Mateo de Orba, Autorretrato y Estudio.

Le caracterizan sus trazos sueltos y amplios, y se destaca, sobre todo, como extraordinario retratista. Supo, además, imprimir su sello propio en coloridos acertados con delicadeza, sin disonancias. Otras obras destacables son: Arrantzale, Rapazuelo, El cafetín, etc.

Vicente Cobreros Uranga (Donostia, 1957), lo ve así:

"Jacinto Olave pinta excelentes retratos, llenos de vida y fuerte expresión de un empaque de sutil elegancia, estrechamente unida con la naturalidad, de cuya falta tantos retratistas adolecen. Pero, aún hace más: ambientarle en unos fondos levemente acentuados de un encanto decorativista, que los eleva a auténticos pequeños poemas. El retratado "vive" el complemento de un ámbito ideal que, sin menoscabar lo más mínimo la verdad de su "habitat", espiritualiza la atmósfera que lo rodea (... ). En este sentido, la elaboración de la obra pictórica basándose ante todo en la firmeza constructiva arraigada a un realismo no exento de poesía, es donde Olave resalta desde sus primeras producciones y adonde llegará a alcanzar su máxima altura cuando aplique sus condiciones y su saber a un género adecuado: el retrato".

Juan San Martín, (Bilbo, 1974):

"Aunque en su obra se observan influencias de la Escuela de San Fernando, logró una manera muy peculiar de pintar que le caracteriza y distingue con personalidad propia. Sus modos se ajustan más a ese período de transición con ciertas influencias parisinas importadas por algunos paisanos vascos. Olave, pintor de trazos sueltos y amplios, en la ejecución de sus retratos se nos muestra con claras tendencias modernistas. No encaja del todo dentro del neoclásico que se desarrolló en la segunda mitad del siglo pasado. Más bien corresponde a ese movimiento que cristalizó en lo que más tarde vendría a llamarse escuela de pintura vasca. Sus retratos son a la vez psicológicos. Cada personaje es fiel reflejo de su alma. Sus lienzos transpiran realismo. Hasta las manos de sus modelos son motivo de fuerte expresión que Olave, lejos de rehuir como algunos pintores, las busca para engrandecer la obra. En temática, cuando Olave busca sus motivos, recurre al campo de la etnia vasca. Pinta lo que considera muy propio de la vida tradicional de su país, que en realidad corresponde a una de esas dos vertientes que caracterizan a la pintura vasca de principios de siglo".

J. M. Alvarez Emparanza, (Bilbo, 1974):

"Jacinto Olave pertenece al grupo de pintores interesados solamente por el arte y hacia el arte, sin ninguna otra clase de preocupación (... ). En el caso del pintor eibarrés Jacinto Olave, contemplamos una pintura seria y honrada, en el que el autor se marginó voluntariamente de la lucha de tendencias e 'ismos', pero realizando un arte muy personal y sin concesiones a cierta pintura que amparándose en la figuración suele encubrir falta de personalidad y creatividad del artista. No. Olave sabe discernir el arte mayor de lo que es técnica artística, corrientemente llamado "oficio", creando una pintura de solidez y sin virtuosismos efectistas".