Pensador, escritor y periodista alavés; personalidad intelectual y política, principal teórico del autoritarismo moderno español. Nace en Vitoria el 4 de mayo de 1874. Muere fusilado en el cementerio de Aravaca el 29 de octubre de 1936.
La guerra carlista acaba de terminar y su vida comienza en un ambiente crispado por el secular antagonismo de las dos Españas. Vivirá el 98 y será testigo y actor de excepción de los años posteriores que, abierta más la herida, desembocan en la Guerra de 1936, de la que será víctima como representante de las derechas y líder monárquico. En 1882 comienza sus estudios en el Instituto de la capital alavesa. Sobreviene la ruina familiar y viaja con dieciséis años a París, donde trabajará en las oficinas del negocio de unos parientes. Marcha luego a Cuba con su padre. Allí practicará los más variados oficios, y presenciará la tensa situación de la colonia; el odio acunado en la isla contra España, la convivencia de las dos comunidades opuestas. Será, pues, testigo excepcional del "Desastre cubano". Regresa a España en 1894 y, tras la muerte de su padre, la familia Maeztu se instala en Bilbao.
Inicia en la capital vizcaína su verdadera vocación de escritor. Tenía veintiún años cuando publicó en el diario El Porvenir Vascongado el primer artículo. En seguida sus trabajos llamaron la atención. Tenían como tema la guerra de Cuba, porque sabía que España estaba inexorablemente condenada a la derrota. Otro de sus trabajos, La inferioridad del indio, provocó comentarios. Forma parte de la intelectualidad bilbaína; asiduo del Lyon d'Or, junto con Baroja, Unamuno, Ortega o Zuloaga, que se unen ocasionalmente a los "fijos" de la tertulia, Eguillor, Lequerica, Zugazagoitia, Sánchez Mazas, Mourlane o Basterra.
En 1897 se traslada a Madrid. Con Azorín y Baroja funda el grupo y la revista "Los Tres". En el hervor del momento político, escribe también en Vida Nueva, España y en los diarios El Imparcial y La Correspondencia de España. Europeizante entusiasta, se lanza a la vida pública:
"Los tristes días del 98 me lanzaron a la propaganda", dirá en su Autobiografía. En agradecimiento a un favor personal, Maeztu invitó a Baroja a pasar una temporada en la casa de un familiar en la localidad navarra de Marañón. Allí terminó éste La casa de Aitzgorri, consiguiendo Maeztu que el editor bilbaíno Fermín Herrán publicara la novela. Dice don Pío en sus Memorias:
"Ramiro en esta época estuvo desatado. Publicó un periódico que se llamaba El Disloque, en el cual atacaba a todo bicho viviente... Yo cuando le vi por primera vez le dije que no comprendía esta violencia, y que tenía que dominarla porque si no era ir en el camino de ser un energúmeno y un hombre absurdo. Maeztu replicó que no le importaba nada mi opinión y que no deseaba estar de acuerdo conmigo".
En otra parte, añade:
"Me asombra su decisión, su acometividad, su entusiasmo y su fuerza...".
Es este "primer" Maeztu el que en 1899 publica Hacia otra España, primera de las obras fundamentales en su pensamiento, donde vierte ideas claramente socialistas. Persistió en el socialismo más tiempo que la mayoría de sus compañeros del 98, reafirmándose en ello a Ortega en 1909, cabeza de su escuela filosófica en aquellos primeros años y del que posteriormente se separará. Al final de su vida dirá, en favor de la coherencia de su trayectoria, que le llevaría al autoritarismo radical:
"en el folleto Hacia otra España de 1899, estaba ya el pensamiento de mi Defensa de la Hispanidad de 1934".
De su ruidoso anticlericalismo juvenil, en cuyo haber tuvo el hacer de jefe de "claque" -al grito de ¡Abajo los jesuitas!- en el estreno de la Electra de Pérez Galdós, evolucionando hacia la doctrina social tradicional, realizará a fines de la I Guerra europea, una no menos "sonora" vuelta al catolicismo. Escribe:
"El hecho es extraño; pero yo debo a Kant... el fundamento inconmovible de mi pensamiento religioso. Ya sé que Kant ha llenado de escépticos el mundo, con su doctrina de que Dios, la inmortalidad del alma y el libre albedrío son postulados indemostrables de la razón práctica. Ya sé también que es lógica de Kant lo que ha creado en el mundo la confusión entre el espíritu y el no espíritu; pero lo que a mí me enseñó precisamente es que el espíritu no puede proceder del no espíritu...".
En 1905 marcha a Londres como corresponsal de La Correspondencia de España, la revista Nuevo Mundo y La Prensa de Buenos Aires, uno de los periódicos más prestigiosos del momento. En el suplemento literario de este último escribe sobre temas filosóficos y artísticos. En la capital británica se relaciona con intelectuales españoles como Araquistain, Pla, Sancha o Madariaga. Este último, hablando de su relación londinense -uno de los más decisivos períodos en la formación del pensamiento de Maeztu- consigna la influencia e interrelación de éste en el socialismo gremial (guild socialism) de Orage y Penty. Durante la Guerra de 1914 fue corresponsal, estuvo en los frentes de combate y, entre otros lugares, en Italia. De estas experiencias dejó dos obras importantes, Inglaterra en armas y su angular Authority, liberty and function in the light of the war (Londres, 1917), crítica a la autoridad y libertad como fundamentos del Estado moderno, en un intento de basar las sociedades en el principio de función. De esta obra, The New Stastesman comentó: "Mr. Maeztu está en el camino de la nueva filosofía política". Y Land & Water: "Es el mejor ensayo de filosofía política que la guerra ha producido".
En 1919 se publica en Barcelona con el título de La Crisis del Humanismo. En 1917 colabora en la revista vizcaína Hermes. En el esquema biculturalista de la publicación conviven firmas nacionalistas con las regeneracionistas de Maeztu o Sánchez Mazas. En 1919-1920 interviene en la Asamblea de la Administración Municipal Vasca. Como socio "extraterritorial" de la Sociedad de Estudios Vascos, participa -en la disciplina de filosofía- en los Cursos de Metodología de Eusko Ikaskuntza de los primeros años veinte.
Se traslada a Barcelona y reside en Cataluña algún tiempo. Inicia sus colaboraciones en El Sol de Madrid, desde donde comenzará a acercarse a Primo de Rivera. En 1925 publica Don Quijote, Don Juan y la Celestina, original estudio literario-psicológico sobre la simbología de los tres personajes; le seguirá España y Europa. Ingresa en 1927 en el partido primorriverista Unión Patriótica, siendo uno de los más conspicuos propagandistas del régimen. Este mismo año es designado para formar parte de la Asamblea Nacional, en la Sección I, dedicada a "Proyectos de leyes constitucionales". En 1928 es nombrado Embajador en Argentina; en la capital bonaerense lleva a cabo una importante labor divulgativa como conferenciante, comenzando a escribir Defensa de la Hispanidad (1933).
En 1930 renuncia a la embajada y vuelve a la península para dirigir Acción Española, revista creada por el marqués de Quintanar y publicada por el conde de Santibánez del Río desde 1931, paralelamente a una sociedad del mismo nombre presidida por Maeztu (1931-1932) y la Biblioteca de Acción Española, que dirigirá Pedro Sáinz Rodríguez. Según señala este último en sus Recuerdos el grupo tuvo como uno de sus principales impulsores a Eugenio Vegas Latapié. El editorial que escribe Maeztu para el primer número de la revista (diciembre de 1931) le había valido el premio "Luca de Tena". El origen del grupo, que homogeneizó en su torno a todas las tendencias monárquicas y conservadoras y fue en ciertos aspectos germen del fascismo español, se sitúa tras la elección, este mismo año, de Maeztu para la Academia de Ciencias Morales y Políticas, cuyo discurso de ingreso versó sobre La Función del Arte. Dentro del movimiento de unidad monárquica -escribe Arana Pérez- actuó como importante catalizador el homenaje tributado en Bilbao, el 18 de marzo, a Maeztu, al ser nombrado Académico. Entre los asistentes estaban el conde de Guadalhorce, Pradera, José Antonio Primo de Rivera, Vegas Latapié, Albiñana, Severino Aznar, Calvo Sotelo y otros que, como Sáinz Rodríguez, a diferencia de los anteriores colaboradores de la Dictadura muchos de ellos, habían manifestado su oposición al régimen de Primo. Se adhirieron al homenaje personalidades como Minguijón, Angel Herrera, Lequerica, Goicoechea, Esteban Bilbao, etc. Un más reducido grupo de entre los asistentes (Guadalhorce, Calvo Sotelo, Maeztu, Vegas, José Antonio...) reunidos en la tarde del 14 de abril, pensando en la necesidad de crear una escuela de pensamiento que dotara a los políticos de un contenido ideológico, constituirían el núcleo inicial de Acción Española, que pudo tener en este homenaje a Maeztu una de sus raíces. La Sociedad fue clausurada en agosto de 1932 por "propaganda restauracionista de la monarquía", al fracasar el golpe del general Sanjurjo, y con casi toda la junta directiva, es detenido. Acción Española, residuo de Unión Patriótica, funcionaba como centro de propaganda, más que como aparato de partido.
En las elecciones del 19 de noviembre de 1933 es elegido diputado a Cortes por Gipuzkoa, por Renovación Española. Al comenzar el año, 1934, en el que las Cortes debatirán (marzo y abril) el Estatuto Vasco, en un clima hostil a la autonomía, J. A. Aguirre, intentará quemar su último cartucho al proponer el 5 de abril de 1934 que se celebre un nuevo plebiscito en Álava a fin de conocer con exactitud cuál es, en esos momentos, la actitud mayoritaria del electorado. La propuesta del futuro lehendakari no prosperaría; su principal detractor será Ramiro de Maeztu. En su intervención, que incluso la prensa monárquica calificó de contraproducente, Maeztu dirá:
"Hemos de elegir entre seguir siendo españoles y alaveses, o pertenecer a esta entidad, de la que yo no he oído hablar sino cuando tenía veinticinco o treinta años, y que se llama Euzkadi. Nosotros los alaveses no nos hemos criado en la idea de la existencia de Euzkadi; no sabemos lo que esto significa. El 95 por 100 de los alaveses no hablamos en vascuence. La gloria fundamental, la gloria principal de Álava, la gloria principal de Vitoria es que allí se habla el castellano más puro de toda España".
Publica en el Pueblo Vasco de Bilbao el 1 de marzo de 1934 un artículo, "Álava y Euskadi", en el que resume los motivos de su oposición a la inclusión de Álava en el Estatuto Vasco y de su antinacionalismo. En 1935 será elegido miembro de la Real Academia Española, con discurso titulado Sobre la brevedad de la vida en nuestra poesía lírica. En 1941 se publicará, con prólogo de J. M. de Areilza, En Vísperas de la Tragedia. Al estallar la guerra en julio de 1936, no queriendo refugiarse en Francia, donde le esperaba su familia, es detenido en Madrid a fines de este mes y encarcelado en las Ventas. En la noche del 28 al 29 de octubre de 1936 será fusilado en el cementerio de Aravaca.
Saliendo al paso de la afirmación de Salvador de Madariaga que cree ver en Maeztu el padre del fascismo español, dice Ridruejo:
"Entre las posiciones tardías de Maeztu y ciertas proposiciones del fascismo hay relación de semejanza, y quizá si el general Primo de Rivera se hubiera decidido a ser fascista le hubiera secundado el único colaborador intelectualmente distinguido con el que contó. Pero tal cosa nunca tuvo lugar".
Acción Española agrupará a sectores fascistas provenientes de los antiguos grupos prerrepublicanos, pero caracterizados por una idea más decidida sobre religión, como Quintanar, Eugenio Montes, Víctor Pradera o Maeztu.
"Estimamos terminado el sistema político que, nacido con la Revolución Francesa, sirve de soporte a las instituciones actuales y que, como Cánovas había predicho, nos lleva al comunismo. El futuro Estado se debe fundar sobre el deber al mismo tiempo que sobre el derecho. Los derechos naturales, inherentes a la persona humana, deben ser reconocidos y garantizados por el Estado... Su mayor garantía es la organización de un Estado fuerte, capaz de reprimir los abusos de su ejercicio o de su monopolio por los núcleos o masas indisciplinadas...".
Bebe de las teorías neo-autoritarias alemanas:
"Aún es extraño que deba yo a Nietzsche... mi convicción de que es preciso para que los hombres se perfeccionen, que se sientan de nuevo pecadores, como en los siglos de más fe... Creo que, andando el tiempo, será Nietzsche considerado como uno de los precursores del retorno de los intelectuales a la iglesia, y merecerá este honor por haber sido el pensador moderno que con más elocuencia ha enseñado a las gentes a desconfiar de sí mismas. Yo había leído a Nietzsche por patriotismo. La flojedad que sentía en mí y en torno mío durante los años de las guerras coloniales, terminadas en 1898 con la agresión de los Estados Unidos, que a su prestigio de potencia invencible unió la aureola de nación libertadora de pueblos oprimidos, me hizo sentir la necesidad de hombres superiores a los que teníamos. ¡Hombres superiores! Lo que España necesitaba es lo mismo que Nietzsche había predicado: "Os enseño el superhombre. El hombre es algo que debe superarse".
Hay que ver en el eje de todo el ideario de Maeztu la idea imperial de la hispanidad, que viene marcada desde su juventud "noventayochista". En su Defensa de la Hispanidad, sitúa la "monstruosa revolución" del siglo XVIII y su influencia en la península, el principio de la decadencia española.
"En mi vida de escritor consagrado casi exclusivamente al problema de mi patria española, que fue grande y decayó después -sin que hasta ahora se hayan dilucidado con claridad las razones de su grandeza y de su decadencia- he pensado durante muchos años, y todavía lo pienso en cierto modo, que los españoles de los siglos XVI y XVII habían sacrificado a la gloria de Dios y de la iglesia los intereses inmediatos de la patria..."