Insigne político y hombre de letras labortano, hermano de Domingo, nacido en Baiona en 1749.
Tras seguir la misma carrera de leyes que su hermano y ejercerla en Burdeos, pasa a París, donde se relaciona con los círculos literarios e intelectuales, llegando a colaborar en Mercure de France y en la Enciclopedia atique, publicando sus primeros trabajos, favorablemente acogidos en la capital.
Entra posteriormente en la redacción del Journal de París, y a partir de 1786 comienza a impartir clases de filosofía y literatura. Elegido junto a su hermano Domingo para los inmortales Estados Generales de 1789 en los que defendieron las ancestrales instituciones labortanas, tuvo menor participación en éstos que aquél, pero realizó interesantísimas crónicas de las sesiones de Versalles.
Danton le nombra en 1792 ministro de Justicia, correspondiéndole la misión, que le dio celebridad anecdótica, de comunicar al "ciudadano Capeto" su condena a la guillotina. Disconforme con la sentencia, dimitió, retractándose después, ante la insistencia de amigos y colegas, pero ganándose ya enemistades entre las filas extremistas. Tras una desastrosa gestión, al parecer no imputable a Garat, al frente del Ministerio del Interior en 1793, dimitió en agosto de este año. Dos meses más tarde y más por razones políticas que por las supuestas estafas cometidas en su mandato, es encarcelado, siendo liberado poco después y no perjudicado en el terror gracias a su amistad con Robespierre y con Beltrán Barère de Vieuzac, célebre en la época del terror.
Al año siguiente se le encarga un curso de Filosofía en la Escuela Normal, en el que obtuvo un gran éxito, sobre todo debido a su disputa con el "místico" de Saint-Martin, al tiempo que era miembro de la Comisión ejecutiva de Instrucción Pública, cargo del que dimite, también por presiones políticas, en 1795. En 1798 es enviado como embajador a Nápoles, entrando poco después a formar parte del Consejo de los Ancianos, que le eligió su presidente. Su actuación en la comisión preparatoria 1803 entra en la Academia y recibe la Legión de Honor de manos del primer cónsul, Bonaparte, al que seguiría sirviendo en el trono imperial, si bien volvióse luego contra él, retirándose, apartado de la politica, al castillo de Urdains, cerca de Uztaritze, donde murió el 9 de diciembre de 1833.
Entre sus numerosas obras, destacan D. J. Garat á M. de Condorcet, París, 1791; Considerations sur la Révolution française..., París, 1792; Mémoires sur la Révolution, París, 1795; Mémoire sur la Hollande (1805). Asimismo dejó gran número de elogios y semblanzas de personajes varios. Respecto a su faceta de filósofo, se le considera como el último representante del materialismo francés del siglo XVIII. Sus proyectos unificatorios del País Vasco -pendientes aún de estudio historiográfico- alcanzaron un importante eco en las cancillerías y ministerios durante el período napoleónico, en especial durante y tras la Constitución de Bayona de 1808; se trataba de canalizar el Ebro de forma que las cuatro provincias peninsulares vascas quedaran separadas de España y unidas a las tres provincias continentales constituyendo un estado nacional colocado bajo la hegemonía de Napoleón I. Esta reordenación quedó plasmada en su inédito Recherches sur le Peuple Primitif de l'Espagne, sur les révolutions de cette Peninsule, sur les Basques Espagnols et Français, escrito en 1811.