Oragarre, 1959.
Itxaro Borda nació el 29 de marzo de 1959 en Oragarre (Baja Navarra), y constituye la figura más importante de la literatura vasca continental de las últimas décadas. Es licenciada en Agricultura e Historia, y comenzó a escribir siendo joven. Tras residir en Pau, París y Maule, hoy en día vive en Baiona, lugar en cuyo servicio postal trabaja. Fue responsable de Seaska, la federación de ikastolas de Ipar Euskal Herria. En la década de los 80 fundó la revista literaria Maiatz, en la que sigue colaborando tras llegar a dirigir la publicación.
Ha publicado artículos en algunas revistas y periódicos como Herria, Maiatz, Euskaldunon Egunkaria. Hoy en día escribe en Berria. Ha trabajado principalmente la poesía y la novela, y sus obras han aparecido continuamente desde que publicara su primer poema en Herria allá por 1974.
En el ámbito poético, en 1990 ofreció la charla "Autojustifikazio erreza" [=Autojustificación sencilla], donde expuso su propuesta poética. En dicha exposición reivindicó algunos temas y puntos de vista ya empleados en algunos textos que también han aparecido posteriormente. Cabe destacar el yo poético como punto de partida, el compromiso para con el quehacer diario (es decir, con la realidad), la actitud contraria al sistema y la preocupación lingüística.
Bizitza nola badoan (1984) [=Cómo se va la vida] fue el primer libro publicado de Borda. Se trata de un poemario en el que ya aparecen algunos elementos que se convertirán en constantes en su poesía: la autobiografía y el yo son el punto de partida y no el de llegada. Según Álvaro Rabelli, en ese punto hallamos la primera innovación. Como ha señalado Kortazar, aun reconociendo que se trata de una autobiografía, Borda tiene bien claro que el elemento fundamental de su poesía lo constituye la contraposición entre la ficción y la realidad. Las vivencias, aun siendo tristes y duras, sirven como impulsores de la obra del poeta. El libro está dividido en seis apartados y es plural y cambiante por lo que respecta a la forma y al tema.
Durante los últimos años de la década de los 80, Borda afincó, fortaleció y maduró su producción poética: en 1986 apareció Krokodil bat daukat bihotzaren ordez [=Tengo un cocodrilo en vez de un corazón] en la editorial Susa, y dos años más tarde vio la luz Just Love [=Solo amor] en Maiatz. La crítica de la época resaltó la valentía de buscar la novedad en el día a día, objetivo cumplido con creces. En dichos poemarios reaparecen algunos elementos ya conocidos en el trabajo de 1984; sin embargo, se aprecian algunos cambios en la concepción poética. Kortazar ha resaltado la imaginación especialmente surrealista que aparece en el origen de los textos.
El tercer libro de poemas de Borda apareció ya el la década de los 90: Bestaldean (1991) [=Al otro lado], y es un libro plural donde se entremezclan la subjetividad del poeta con los sentimientos.
Tras siete años sin publicar poesía, en 1998 apareció su poemario más celebrado: Orain [=Ahora]. Está formado por poemas redactados en diversas épocas y tiene tres partes. El orden cronológico de los textos es invertido: "Ahüzkiko Argi Kantak" (1995-1997), "Deep Northern Way" (1994) e "Itsasoaren Bihotzeraino" (1993). La poeta se valió del recurso del viaje literario, y la misma organización cronológica de los poemas refleja un viaje hacia atrás. El nombre "Depp North" está claramente relacionado con la realidad de Ipar Euskal Herria, y la crítica que ha reparado en el libro ha establecido dicho capítulo como la parte fundamental de la obra. En él se recogen 40 poemas en prosa, y la soledad (que tanto sitio ocupa en la obra de la de Oragarre) es un tema recurrente. El libro se publicó con una introducción explicativa de Aurelia Arkotxa.
La obra Hautsak errautsa bezain (2002) [=Tanto polvo como ceniza] se publicó en eusquera y francés, y en ella se representa el viaje interior de la autora. Como ha señalado Kortazar, se trata de un poemario construido con muy pocos elementos, con una ida y venida de la voz poética.
En Noizteinka (2007) [=De vez en cuando] Borda recogió los poemas escritos entre los años 2000 y 2007, todos ellos estructurados en torno a la idea del viaje. Los lugares ocupan un lugar fundamental en dichos poemas, ya sean lugares de Euskal Herria o de otras latitudes (la Antigua Grecia, Alemania, Madrid, etcétera). Por lo que a Euskal Herria respecta, la mirada de la poeta es interesante, ya que muestra un punto de vista muy personal: está totalmente ligado al concepto de periferia, y, como ha señalado Beñat Sarasola, en el libro no hay ninguna referencia guipuzcoana.
Los últimos poemas publicados por Borda aparecieron en Ogella line (2009) [=La línea Ogella], un pequeño libro de edición cuidada que recoge los textos en eusquera y francés. En ellos reaparece la idea del viaje y del recorrido, esta vez unida a los sentimientos.
Al igual que con la poesía, Borda también ha publicado trabajos reseñables en el ámbito de la novela, siempre manteniendo su punto de vista personal. La primera novela de Borda apareció el mismo año en que se publicó su primer poemario: Basilika (1994) [=La basílica]. Es una novela corta ambientada en Irulegi, donde ya se muestran la ironía, crítica y provocación que aparecerán en los siguientes trabajos de la de Oragarre. Tomando como base una aparición de la Virgen preparada por un político comunista, Borda se valió de dicho texto para sacudir algunos estamentos sociales y algunas instituciones e ideas: la iglesia (ya desde el mismo título), el binomio vasco-religioso, la política, etcétera.
El trabajo Udaran betaurreko beltzekin (1987) [=En verano con gafas negras] no resultó exitoso. Se publicó por partes en la revista Ateka, y parece que ello provocó que existiera falta de unidad en la estructura. El libro recoge, principalmente, las preocupaciones, ideas y reflexiones de Elena, su protagonista. La soledad también ocupa un lugar importante en la obra.
A mediados de la década de los 90, Borda dio un giro importante y reseñable en su recorrido literario con la publicación Bakean ützi arte (1994) [=Hasta que nos dejen en paz]. Se trata de la primera novela que tiene como protagonista a Amaia Ezpeldoi, detective rural atípica que en este caso debe investigar una extraña desaparición den el contexto rural suletino, lugar en el que una empresa apuesta fuerte por la construcción de un tubo canalizador de gas entre Francia y España. Ezpeldoi, que ha llegado a convertirse en uno de personajes detectivescos más conocidos de las letras vascas, rompe con las características clásicas de los detectives: es mujer, bisexual, tiene problemas comunicativos, etcétera.
Dos años después apareció Bizi nizano munduan (1996) [=Mientras viva en el mundo]. La detective Amaia Ezpeldoi vuelve a ser protagonista, y el escenario es la comarca Amikuze. Hace 60 años una recién casada se fugó dejando atónito a su marido, hecho por el que el hombre contrata los servicios de Ezpeldoi con el fin de aclarar lo acontecido. Junto a ese hilo argumental se entrelaza una trama de contrabando de esparto que se vende como suletino cuyo origen real es asiático. Algunos críticos creyeron ver en Ezpeldoi al alter ego de Borda, ya que pueden establecerse numerosos paralelismos entre el personaje y la autora. Por otro lado, la novela sirvió a la autora para dar noticia sobre la situación socioeconómica y cultural que se vive en Ipar Euskal Herria.
Dejando de lado a Amaia Ezpeldoi, Borda publicó % 100 basque (2001), obra con la que ganó el Premio Euskadi en 2002. El libro está compuesto por numerosos capítulos y puede decirse que es una reflexión sobre el ser vasco: qué es, cuáles son las auténticas características, qué es cultura vasca, qué la compone y cómo se manifiesta... La autora discurre constantemente sobre cuestiones del estilo y entre tanto, se entre mezclan los estereotipos, la necesidad de la realidad (en algunas ocasiones parece que la autora pretende sacudir al lector mediante dosis de realidad), la crítica socioeconómica y cultural, etcétera.
La novela Zeruetako erresuma (2005) está, de alguna forma, unida a % 100 basque. Sin embargo, en vez de puntos de vista y reflexiones concretas, Borda juega con la generalidad para narrar el día a día de los habitantes de Otsabide (bien podía ser Oragarre). En esta obra reaparecen algunos elementos ya empleados en obras anteriores: la soledad, la tristura, la reflexión sobre el ser vasco, etcétera. Los ancianos del lugar recuerdan el lugar unido a la guerra y a la emigración y, como contrapunto, dicho lugar se muestra demasiado "salvaje" para los jóvenes. Como señaló Iñigo Roke, es una especie de desmitificación de la historia vasca.
Tras algunos años en el olvido, Borda recuperó a la detective Amaia Ezpeldoi en Jalgi hadi plazara (2007) [=Sal a la plaza]. Un hombre viaja junto a tres miembros de Euskaltzaindia desde Baiona hasta Bilbao, pero no regresa. Ante tal situación, la hija del desaparecido contrata a Ezpeldoi, que comienza a investigar la misteriosa desaparición. Ezpeldoi se traslada, por lo tanto, desde los pequeños pueblos de Ipar Euskal Herria a la gran urbe bilbaína, hecho que provocará, a su vez, que alguna de las características de la detective (la identidad sexual, por ejemplo) se manifiesten con más fuerza.
La última novela publicada por Borda hasta el momento es Ezer gabe hobe (2009) [=Mejor sin nada]. El tema principal es la emigración, y se narran dos historias que corresponden a un único protagonista llamado Sigma. En la primera, Sigma debe llevar a Posa Ngakari a Baiona, que se dirige a Londres, cruzando la frontera franco-española. En la segunda, Sigma debe cruzar la frontera entre México y EEUU, sin documentación, junto a sus amigos Izta, Psili y Zei. Borda volvió a emplear el viaje como recurso literario para sacar una foto del actual Occidente, que vive preso del capitalismo y del neoliberalismo.
En 2011, finalmente, apareció la colección te textos Post mortem scripta volant (2011) [=Tras la muerte, los textos vuelan] y recientemente se ha publicado una nueva novela detectivesca en la que la protagonista, como no, vuelve a ser Amaia Ezpeldoi: Boga boga (2012).