Durante los años 1916-1917 la UGT y la CNT declararon varias huelgas conjuntas: la de diciembre de 1916 contra la carestía de la vida fue muy seguida en Bizkaia y Gipuzkoa; la huelga general de agosto de 1917, a pesar de la descoordinación entre ugetistas y cenetistas, afectó a toda la Bizkaia fabril, Eibar, Rentería, Pasajes, Beasain y Vitoria. No obstante, en el País Vasco fueron los años 1919-20 los que registraron una mayor conflictividad laboral. El malestar estaba provocado por el alza incesante de los precios, y la mayor combatividad proletaria era fruto de la renovación de la CNT.
El congreso de la confederación catalana, celebrado en Sans en julio de 1918, definió nuevos conceptos organizativos aprobando el sindicato único de industria en sustitución de las antiguas sociedades obreras de oficio que perdieron automáticamente su autonomía. Las asociaciones de tipo gremialista por oficios habían quedado superadas. La eficacia de la nueva organización se puso de manifiesto en la huelga de La Canadiense, la principal compañía eléctrica de Barcelona. Cuarenta y cuatro días de conflicto paralizaron buena parte de las fábricas. La negociación fue un éxito histórico: jornada de ocho horas, aumento de salarios, readmisión de despedidos. Salvador Seguí, secretario de la confederación catalana y artífice del acuerdo, en el cenit de su celebridad, dio una conferencia el 18 de octubre de 1920 en el Frontón de Vitoria.
El modelo catalán, ratificado para el conjunto de la CNT, se implantó progresivamente. Citaremos algunos ejemplos. En marzo de 1919 se creaba en Barakaldo un Sindicato Único del Arte del Hierro, muy activo en las diferentes factorías de Altos Hornos. El primero de marzo de 1920 abría sus puertas en el n° 47 de la calle Zapatería el Sindicato Ónico de Oficios Varios de Vitoria (en un testimonio inédito, Daniel Orille -aprendiz de 17 años- cuenta con emoción el instante en que, en presencia de Murga, Donnay, Vera y otros, recibe de manos del secretario Juan Aranguren el carnet número tres).
Incluso Pamplona conoció una implantación sindical similar en 1921. Enrique Melchor y Jaime Lluchs, asesinados al estallar la guerra civil, fueron los fundadores del Sindicato Unico pamplonés. En Navarra, tan poco mencionada en nuestro artículo, existían además pequeños núcleos entre los obreros de Alsasua, Urdiain y Olazagutia así como entre los agricultores y azucareros de Lodosa, Tafalla, Tudela y Mendavia. Emilio Majuelo estudia dos conflictos surgidos en 1923 en la fábrica de mosaicos Martinicorena de Pamplona y en las cementeras de Olazagutía. Los militantes más perseguidos escapaban a Bilbao, Zaragoza o Barcelona. Navarro era Gregorio Suberviola Baigorri (compañero de Durruti en San Sebastián, atracador del banco de España en Gijón, coautor en León del asesinato del exgobernador de Bizkaia, Regueral) que moriría tiroteado en una emboscada de la policía en Barcelona, en marzo de 1924.
Las andanzas vascas de Durruti como obrero en las obras del Gran Kursaal donostiarra en 1920 y atracador en (Gipuzkoa) podrían dar lugar a amplio comentario, pero debemos limitarnos al historial revolucionario de los hijos preclaros del viejo reino. Destacaremos, pues, a otros dos navarros de Estella afincados en la ciudad condal que siguieron la estela del mítico Durruti: El primero, miembro del comité de guerra de la columna, le acompañó en Aragón y en la Ciudad Universitaria. El segundo, sastre de profesión, participó en el asalto del cuartel de Atarazanas el 20 de julio de 1936 y fue uno de los dirigentes de Los Amigos de Durruti, grupo muy activo durante los "Sucesos de Mayo" de 1937 en Barcelona, hostil a la participación de la CNT-FAI en el gobierno y a la creación del ejército popular.
El desarrollo del Sindicato Unico fue particularmente espectacular en Vitoria, ciudad en la que consiguió desbancar a los socialistas y a los católicos. Antonio Rivera, para el año 1920, da la cifra de 16 huelgas, resueltas en su mayoría con victoria obrera. La táctica de la acción directa suponía una profunda ruptura con las prácticas mediadoras y trajo como consecuencia la violencia social. En noviembre era asesinado un joven trabajador de la Azucarera y el gobernador ordenó el cierre y la ilegalización del sindicato anarquista. En Bilbao, se produjo un atentado contra el director de la empresa Casa Rivas que se saldó con la muerte de su esposa; y en enero de 1921 fue asesinado Manuel Gómez, gerente de Altos Hornos.
Pero los sindicalistas, a pesar de los periodos de ilegalidad, se reorganizaban con rapidez. En 1922 los obreros vitorianos organizados se repartían como sigue:
Fuente: Informe del Instituto de Reformas Sociales. | |
Sindicato Único y Sindicato Azucarero (sindicalista) | 1286 afiliados |
Federación de Sociedades Obreras (socialista) | 315 socios |
Casa Social Católica | 1200 adheridos |
En la primavera de 1923 los del Único, en una huelga en la fábrica de Ajuria que se resolvió a su favor, demostraron una vez más su fuerza. Como bien dice Rivera, a pesar de su importancia, los católicos no lograron en Vitoria ser "el dique de la revolución". En estos años de auge, los sindicalistas supieron además atraerse la simpatía de personas en principio ajenas a su mundo. En el otoño de 1921, Alfredo Donnay y Daniel Orille entablaron contacto con Isaac Puente, médico de Maestu, que sería durante la dictadura y la república escritor asiduo de la prensa anarquista y teórico de referencia del comunismo libertario. Donnay era por entonces corresponsal de Solidaridad Obrera de Bilbao donde su rúbrica Lacras Sociales alcanzó cierta celebridad.